"El bueno, aunque gobierne, es libre, y el malo, aunque reine, es esclavo, y no de un solo hombre, sino, lo que es más pesado, de tantos señores como vicios le dominan."La moral es el conjunto de normas de comportamiento generalmente aceptadas por una sociedad, por ello, la moral y la ley suelen estar íntimamente relacionadas. En cambio, la ética es la reflexión sobre las diferentes moralidades que se dan en las sociedades, por ello, la ética supone una actitud crítica sobre la moral y sobre las leyes. (Wikipedia en la entrada “etica aplicada”).
San Agustín. La Ciudad de Dios
La moral (del gen. latín mōris, ‘costumbre’, y de ahí moralis, ‘lo relativo a los usos y las costumbres’) es un conjunto de normas, creencias, valores y costumbres que dirigen o guían la conducta de las personas en sociedad. La moral permite distinguir qué acciones son correctas (buenas) y cuáles son incorrectas (malas). Otra perspectiva la define como el conocimiento de lo que el ser humano debe hacer o evitar para conservar la estabilidad social. (Wikipedia bajo la entrada “moral”).
Ética y moral. Libertad. Hay muchas maneras de verlas. He aquí una explicación de la visión cristiana.
Solamente el ser humano toma decisiones de carácter moral [1]. Solamente los hombres pueden plantearse valores éticos. ¿Por qué? Porque la inteligencia humana encuentra en la realidad del estímulo muchas posibilidades, y se ve obligado a elegir. Los animales son amorales. No eligen. Responden a un estímulo de una manera determinada por su condicionamiento genético.
Si (en mi) casi todo fuera genético, dependiera de las condiciones económicas o estuviera absolutamente condicionado por el niño que fui, no tendría por mi parte ninguna responsabilidad en cómo soy. Es cierto que no podemos elegir lo que nos pasa; sucede y ya está, pero sí podemos elegir qué hacer ante lo que nos pasa. Puede que el margen de libertad no sea muy grande, pero dentro de ese margen el ser humano tiene efectivamente libertad. Es lo que se llama el libre albedrío, la libertad interna, que es la capacidad de decidir por ti mismo. Si a mi me meten en la carcel, aún poseo libre albedrío.
Podrás observar atentamente cómo resuelven su vida los otros, podrás imitarlos o hacer todo lo contrario, podrás pedir consejo a los que te parezcan mejores o intentar seguir a unos en esto y a otros en lo de más allá. En último extremo nunca podrás evitar tener que ser tú, y sólo tú, el que decide qué hacer de tu persona.
La Ética son unos mapas para orientarte al elegir. Eres libre y no hay manera de escapar. No queremos ser responsables de nuestras elecciones. Elegir da miedo. El que opta puede equivocarse. Preferimos pensar que un destino ciego nos obliga a hacer lo que hacemos. Te guste o te disguste, ser persona consiste, precisamente, en hacerte persona cada día. No te queda más remedio que elegir.
… el hombre se encuentra en situaciones complejas en que forzosamente ha de tomar decisiones teniendo en cuenta diversas alternativas. Y al verse obligado a decidir, se adueña de unas posibilidades que pasan a ser parte de su ser. Esas características son una elección personal, se las apropia, tiene que hacerlas suyas para completarse como hombre.
El ser humano … no está completo cuando nace, necesita irse perfeccionando mientras vive. No le queda más remedio que completarse a sí mismo. He aquí el problema moral, lo que llamamos segunda naturaleza, el carácter, la personalidad, resultado de las posibilidades apropiadas.
… hay una trampa conceptual muy común entre la gente de nuestro tiempo, que me parece sumamente grave. Consiste en suponer que lo más espontáneo es lo más auténtico. Existe la convicción generalizada de que la persona verdadera es la que no calcula, la que hace lo que se le ocurre siguiendo sus apetencias más elementales.
El engaño consiste en creer que determinados impulsos son tu esencia más propia. Tu eres quien eliges ser con tus actos, no con las ocurrencias que se te pasan por la mente y que no llegas nunca a realizar. Entre los diferentes deseos que tienes eliges el que consideras mejor. Das forma a tu yo en cada acto que realizas. Una persona auténtica es aquella que elige los deseos que considera más valiosos. La libertad no es la espontaneidad. Ser libre es elegir (los deseos) que quiero realizar. Yo no soy un único deseo, soy un montón, y muchos de ellos se me presentan como contrarios e incompatibles.
El deseo es lo que me apetece en un instante determinado. La voluntad hace lo que creo que es más conveniente para todo mi ser. Ambos componen al ser humano, pero la voluntad guiando siempre al instinto.
[1] A partir de aquí parafraseo a Marcos Román, en su libro Ética para jóvenes, de persona a ciudadano, 2da edición. Ed. Desclée, 2006.
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