Dicha experiencia era importante por cuanto el ejercicio consistió en solicitarles que en grupo construyeran un mapa mental a partir de un concepto de política pública, que incluso era posible que no conocieran en su denominación: “derechos sexuales y reproductivos”.
En la introducción al tema se les mencionó que la sexualidad era sólo una de las expresiones corporales con las que se puede expresar amor y que no se podía tomar como algo que atañe solamente al cuerpo, sino que involucra al ser de manera integral.
El grupo se dividió en tres tipos: los que no participaban, no aventuro a definir las razones, las cuales pueden ser muy variadas, los que participaban considerando positiva la práctica de las relaciones sexuales por fuera del matrimonio y los que consideraban que no era positiva, aún sabiendo que expresar dicha posición era socialmente poco apoyada.
El término de derechos sexuales y reproductivos no es cercano a los adolescentes por cuanto no les dice nada específico, excepto a aquellos que están adheridos a comportamientos homosexuales o lesbianos. Ello es indicativo acerca de cómo el término ha sido acuñado en dicha comunidad.
Como “derechos sexuales y reproductivos” no les decía nada, intentaron adivinar. Para “derecho” un joven heterosexual lo asoció al derecho a “decir no”, pero no encontró apoyo decidido en el grupo, seguramente, por incomprensión hacia esa alternativa. El homosexual mencionó “derecho a elegir”, haciendo referencia a la identidad de género.
Fue significativo que en el desarrollo de la sesión no mencionaran el término “felicidad” sino hasta el final del ejercicio y no hubo consenso al respecto. Finalmente se prefirió el término “satisfacción”.
La felicidad y el amor se asociaron al término “familia”, pero familia también lo asoció un joven a “sobrepoblación”.
Hubo términos que jamás mencionaron tales como “promiscuidad” o “pornografía”.
En las consecuencias también apareció muy tardíamente el término “métodos anticonceptivos”, y los entendían como un medio de evitar las enfermedades de transmisión sexual (ETS) y el embarazo (adolescente). Alguna joven mencionó que es decir “no” a la vida. Otra mencionó que no era adecuado el nombre “anticonceptivos” porque va dirigido a que se usan para evitar el embarazo y me pareció que preferiría un eufemismo. Se utilizan como consecuencia de buscar “placer” o cuando se siente que se tiene un “compromiso a tener relaciones sexuales”.
Se mencionó, a propósito, que los métodos anticonceptivos conllevan la posibilidad de daños en el sistema reproductivo y a la fertilidad. No causó mayor reacción. Más avanzada la conversación un joven mencionó que el aborto también puede llevar a la infertilidad.
El término “presión social” fue frecuentemente implicado en la conversación. La “elección de la preferencia sexual” y el “decir no”, conllevan una presión social de por medio. No desarrollaron las consecuencias de sufrir presión social, pero evidentemente era un tema transversal a la conversación para ellos, sobre todo para el grupo que había decidido retrasar su inicio sexual, es decir, el grupo que califiqué de los que consideraban que no era positiva la iniciación sexual temprana.
Podría pensarse que ligado a “presión social” está el
término “rechazo social”, pero éste último lo asocian a la falta de caridad de
la sociedad para con los caídos en pecado, si bien solicité no usar tal palabra
por tener una connotación negativa. Los “pecados” mencionados fueron: las
adolescentes que quedan embarazadas, aquellos que han sido abusados, el
homosexualismo, la vulnerabilidad surgida de un asunción temprana de
responsabilidades, quien ha abortado, la prostitución y estar preso de algún
vicio como la drogadicción.
“Infidelidad” tampoco surgió de manera natural. Debió ser
inducido para que lo trataran, pero una vez mencionado asignaron rápidamente
múltiples causas que llevan a ésta: la “presión social”, el sentirse que se
tiene un “compromiso a tener relaciones sexuales”, “la necesidad sexual como
vicio”, el sentimiento de “vacío”, “las malas decisiones” que se toman luego de
circunstancias difíciles y la “búsqueda de mayor placer”. La consecuencia de
ser víctima de la infidelidad fue sentimientos de odio e ira.
La visión de los jóvenes es muy hedonista, de tal modo que
desarrollaron los temas desde el punto de vista de ellos y de la búsqueda del
placer. No se les ocurrió expresar alternativas para cada estado de vida y
matizar cada término según esos posibles diferentes estados.
Como medio para “iniciar” el mapa se sugirió como
consecuencia del término “derechos sexuales y reproductivos” el término
“placer”. En seguida mencionaron tres consecuencias: “exceso”, “necesidad”
entendida como vicio y embarazo. Las tres las entendían con connotación
negativa, lo cual es sorprendente porque los más participativos fueron las
adolescentes que defendían la sexualidad. Más adelante el homosexual lo refirió
a la posibilidad de cambiar la preferencia sexual, a lo cual se añadió el
exceso de placer.
No hubo consenso acerca de si el placer lleva al amor o el amor al placer, como si faltara claridad.
La toma de decisiones motivadas por el cambio no proyectado de planes de vida puede llevar al término “familia”. Pero no es un término natural para ellos. Yo pensaría que es un concepto aún lejano en su perspectiva de vida. En todo caso, dicho cambio de planes los arrojaba a la “responsabilidad”, la “toma de decisiones” y la “asunción de obligaciones”, en cualquier caso la responsabilidad la entendían como “la necesidad de conseguir dinero” y como algo que “limita” la libertad de dedicarse a la socialización con otros jóvenes: salir a tomar, bailar y cosas así. Como consecuencia positiva rescatable, la “madurez”.
“El cambio de planes de vida” surge como consecuencia primera del embarazo inesperado, pero también por el contagio de enfermedades de transmisión sexual. Quien lo dijo tal vez tenía en mente el SIDA por cuanto se acababa de mencionar que las ETS pueden llevar a la muerte.
Fue interesante que el término “arrepentimiento” lo asociaran con “depresión” y con “superación personal”. Dos perspectivas aparentemente opuestas, pero no necesariamente.
La drogadicción les sugirió como consecuencia la “pérdida del amor y el apoyo por parte de la familia”. También la infidelidad lleva a dicha pérdida del amor y el apoyo familiar.
El término “depresión” surgió como consecuencia del vacío que produce el placer por sí mismo. Pero poco a poco aportaron más causas para la depresión: el arrepentimiento, el perder el amor por parte de la familia y la infidelidad.
Mis sensaciones finales son tres:
No hubo consenso acerca de si el placer lleva al amor o el amor al placer, como si faltara claridad.
La toma de decisiones motivadas por el cambio no proyectado de planes de vida puede llevar al término “familia”. Pero no es un término natural para ellos. Yo pensaría que es un concepto aún lejano en su perspectiva de vida. En todo caso, dicho cambio de planes los arrojaba a la “responsabilidad”, la “toma de decisiones” y la “asunción de obligaciones”, en cualquier caso la responsabilidad la entendían como “la necesidad de conseguir dinero” y como algo que “limita” la libertad de dedicarse a la socialización con otros jóvenes: salir a tomar, bailar y cosas así. Como consecuencia positiva rescatable, la “madurez”.
“El cambio de planes de vida” surge como consecuencia primera del embarazo inesperado, pero también por el contagio de enfermedades de transmisión sexual. Quien lo dijo tal vez tenía en mente el SIDA por cuanto se acababa de mencionar que las ETS pueden llevar a la muerte.
Fue interesante que el término “arrepentimiento” lo asociaran con “depresión” y con “superación personal”. Dos perspectivas aparentemente opuestas, pero no necesariamente.
La drogadicción les sugirió como consecuencia la “pérdida del amor y el apoyo por parte de la familia”. También la infidelidad lleva a dicha pérdida del amor y el apoyo familiar.
El término “depresión” surgió como consecuencia del vacío que produce el placer por sí mismo. Pero poco a poco aportaron más causas para la depresión: el arrepentimiento, el perder el amor por parte de la familia y la infidelidad.
Mis sensaciones finales son tres:
i-
Los chicos que intuyen la castidad no tienen
argumentos para defenderla ni la asocian al verdadero amor.
ii-
El llamado al matrimonio por parte de Dios no
les ha sido mencionado.
iii-
No les es claro que haya contraposición entre la
búsqueda de la felicidad, bien entendida, y el hedonismo.
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