La ideología de género es la última rebelión de la criatura contra su condición de criatura. Con el ateísmo el hombre moderno pretendió negar la existencia de una instancia exterior que le dice algo sobre la verdad de sí mismo. Sobre lo bueno y sobre lo malo. Con el materialismo, el hombre moderno intentó negar sus propias exigencias y su propia libertad, que nacen de su condición espiritual. Ahora, con la ideología de género el hombre moderno pretende librarse incluso de las exigencias de su propio cuerpo: se considera un ser autónomo que se construye a sí mismo; una pura voluntad que se autocrea y se convierte en un Dios para sí mismoPalabras del cardenal Ratzinger poco antes de ser elegido Papa.
Los orígenes de la ideología de género.
En sus orígenes filosóficos siempre está presente la lucha de clases del socialismo de Marx y Engels, e historias de vida demarcadas por un amor mal entendido o la incapacidad de confrontar la diferencia que hay entre los sexos..
El Feminismo.
Los estudiosos del feminismo intentan configurar su historia en términos de “olas”:
Si bien hubo manifestaciones previas, la primera ola aparecería a finales del siglo XIX y principios del XX y se centró mayormente en el logro de igualdad en los derechos civiles, el más conocido, el derecho al voto femenino. Muchas de las primeras feministas eran esposas de líderes abolicionistas, los que luchaban en contra de la esclavitud y estaban influenciadas por el pensamiento cuáquero, los cuales han sido conocidos por su activismo social y realizaban en aquella época campañas contra el comercio de esclavos y a favor de los derechos de las mujeres, así como actualmente abogan por los derechos de minorías como los presos o los homosexuales. En una época en que la mujer no hacía parte de la fuerza laboral, la búsqueda del voto femenino daba a entender que los jefes de los hogares votaban sin tener en consideración la opinión de sus parejas, como si el voto de los maridos no involucraran las necesidades de los hogares. No se ven los sexos como complementarios, sino como opuestos.
La segunda ola aparece en los años 1960 y 1970 y se centra en la "liberación" de la mujer, en dónde hay influencia de la lucha de clases del socialismo, principalmente del libro “El origen de la familia” de Engels. Este autor proclama que la liberación de la mujer pasa por la destrucción de la familia y la entrada de todas las mujeres en el mundo del trabajo, a competir con el hombre. En este punto citaré a cuatro conocidas teóricas.
Simone de Beauvoir (1908-1986) con su libro “El segundo sexo”. Es una feminista importante y representativa del “feminismo de la igualdad”. Fue pareja de Sartre y su posición filosófica está asociada por tanto al existencialismo ateo de éste. Cuando ella tenía 21 años Sartre le propuso matrimonio a lo que ella se negó rotundamente, entonces el pedante intelectual reviró proponiendo un Pacto de polifidelidad, basado en la teoría de los amores contingentes, que ella aceptó y él posteriormente manipuló a su antojo[2]. El término hace referencia a amores paralelos, secundarios, más o menos intensos, que se mantenían en la periferia de la relación amorosa que mantuvieron ambos entre 1929 y 1980. La teoría principal que sostiene Beauvoir es que lo que se entiende por "mujer" es un producto cultural que se ha construido socialmente. Reflexionó que la mujer se ha definido a lo largo de la historia siempre respecto a algo: los hijos, el marido, sus hermanos... Así pues, la principal tarea de la mujer es reconquistar su propia identidad específica y desde sus propios criterios. Añade que muchas de las características que presentan las mujeres no les vienen dadas de su genética, sino de cómo han sido educadas y socializadas. La frase que resume esta teoría es muy célebre: "No se nace mujer: llega una a serlo". Una buena semilla, pero que generó un árbol torcido.
Betty Friedan (1921-2006), psicóloga. En su libro “La mística femenina” trató despectivamente a las mujeres que dedican su tiempo a los deberes de madre y esposa en vez de buscar otras metas. Fue signataria del Manifiesto Humanista secular II, cuyo preámbulo declara que la "última meta debe ser la realización del potencial de crecimiento de cada personalidad humana", libre de "las reglas morales tradicionales" y de una fe "pasada de moda" en "un Dios que oye oraciones”. Gran amiga de la organización Planned Parenthood, la cual considera esencial aconsejar a los jóvenes que recurran a la anticoncepción para evitar el embarazo y que recurran al aborto en caso de embarazo[3].
Kate Millett (1934-). Expone en su libro “Política sexual” la evolución de las teorías soviéticas acerca de la revolución sexual y la sentencia final de Trotsky: “No se puede 'abolir' la familia, es necesario sustituirla”[4]. Su tesis principal sería que ni el patriarcado, ni los papeles y posiciones sociales derivan de la naturaleza humana, sino que el origen del patriarcado sería histórico y cultural. Propugna por que no existe una disparidad mental ni emocional entre los sexos[5].
Shulamith Firestone (1945-2012), figura central del feminismo radical, promulga que la raíz de la desigualdad social en todas las sociedades hasta ahora existentes ha sido el patriarcado, la dominación del varón sobre la mujer, todo ello debido al diferente papel reproductivo del hombre y la mujer. El feminismo radical propugna derrocar el patriarcado a través de la abolición del género, causante desde siempre de la desigualdad y la opresión de la mujer, desde una posición política, por medio, por ejemplo, de la oposición a los papeles de género, proponiendo una reorganización de la sociedad.
Estas posiciones fomentaban el uso de anticonceptivos y el aborto para tener una supuesta igualdad frente al hombre.
Ya Millett y Firestone preconizaban la tercera ola.
La teoría queer.
La tercera ola comienza en los años 90 y se extiende hasta la actualidad.
Quienes se adhirieron de manera radical al
feminismo de la segunda ola desembocaron en varios absurdos: las lesbianas manifestaban que ellas eran más
feministas gracias a su alejamiento de los hombres, mientras que las feministas
heterosexuales aducían que los papeles masculino / femenino de las parejas
lesbianas no eran sino copias del matrimonio heterosexual.
La teoría queer es un conjunto de ideas sobre el género y la sexualidad de las personas. Afirma que los géneros, las identidades sexuales y las orientaciones sexuales, son el resultado de una construcción social ficticia y arquetípica y que, por lo tanto, no están esencial o biológicamente inscritos en la naturaleza humana, sino que se trata de formas socialmente variables.
Evolucionó a partir de un movimiento integrado por personas que no se sentían expresadas por categorías como "homosexual", "gay" y "lesbiana", que empezaron a denominarse queers a partir de 1990, resignificando positivamente un término en inglés que se usaba de manera despectiva, traducible como "raritos" o "retorcidos".
Políticamente, de nuevo, se basa en el concepto marxista de la lucha entre los sexos y que, para conseguir el objetivo de una sociedad libre de opresión sexual, los cambios individuales no sirven[6]. Propugna por una lucha revolucionaria como la de los años 70 del siglo XX, capaz de enfrentar la ideología de la familia y terminar con el sistema capitalista que la genera.
La teoría queer es un conjunto de ideas sobre el género y la sexualidad de las personas. Afirma que los géneros, las identidades sexuales y las orientaciones sexuales, son el resultado de una construcción social ficticia y arquetípica y que, por lo tanto, no están esencial o biológicamente inscritos en la naturaleza humana, sino que se trata de formas socialmente variables.
Evolucionó a partir de un movimiento integrado por personas que no se sentían expresadas por categorías como "homosexual", "gay" y "lesbiana", que empezaron a denominarse queers a partir de 1990, resignificando positivamente un término en inglés que se usaba de manera despectiva, traducible como "raritos" o "retorcidos".
Políticamente, de nuevo, se basa en el concepto marxista de la lucha entre los sexos y que, para conseguir el objetivo de una sociedad libre de opresión sexual, los cambios individuales no sirven[6]. Propugna por una lucha revolucionaria como la de los años 70 del siglo XX, capaz de enfrentar la ideología de la familia y terminar con el sistema capitalista que la genera.
Antecedentes muy influyentes para el desarrollo de la teoría queer son las teorías psicoanalíticas de Jacques Lacan(1901-1981) y los trabajos de Monique Wittig (1935-2003).
Lacan buscó reorientar el psicoanálisis hacia la obra original de Freud. Freud en sus primeros trabajos teorizó que las primeras impresiones sexuales de nuestro desarrollo dejan las más profundas huellas en nuestra vida anímica y pasan a ser determinantes de nuestro desarrollo sexual posterior, y que la desaparición real de tales impresiones infantiles obedece a un mero apartamiento de la conciencia (represión). Esta suerte de amnesia de vivencias sexuales infantiles, continuaba, conduce al hombre a esforzarse por dilucidar el misterio de su sexualidad, recurriendo a intuiciones y conocimientos preconceptuales para intentar darle sentido a su experiencia sexual subjetiva. La figura de Freud suscita una división de opiniones que podría resumirse en que unos le consideran un gran científico en el campo de la medicina, que descubrió gran parte del funcionamiento psíquico humano; y otros lo ven especialmente como un filósofo que replanteó la naturaleza humana y ayudó a derribar tabúes, pero cuyas teorías, como ciencia, fallan en un examen riguroso. El caso es que Lacan en su psicoanálisis incorporó a nivel teórico nociones de origen lingüístico, filosófico y topológico que lo llevaron a redefinir muchos de los principales términos del léxico psicoanalítico y, por ejemplo, a formular la tesis: El inconsciente está estructurado 'como' un lenguaje.
Wittig apunta a la afirmación de que toda mujer que no se inscriba dentro del contrato y la esclavitud ante el hombre no es mujer, puesto que son ellos los que definen el mundo desde la relación de sí con el mundo mismo. También dice que, retomando las ideas de Lacan en este punto, el lenguaje está a disposición de lo masculino hegemónico para clasificar, bajo el juicio de éste mismo, todo aquello que se relacione con él. Inicia entonces una búsqueda indetenible para la destrucción de ese hombre y ese eje; así como la del concepto naturalizado y estandarizado que afirma que todo es cultura. Finalmente, también quiere destruir el concepto de mujer. Es lo que se denominan teorías feministas lesbianas.
(continúa...)
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[1] Las llamadas guerras culturales suelen defender un cambio en las costumbres, en los valores y en los estilos de vida como paso previo al ascenso al poder político. Creen que primero se conquista la estética, la fe o la moral de las personas, y que luego se conquista su afiliación política. Más que un electorado, buscan partisanos, y por eso su retórica suele establecer divisiones sociales que enfrentan a los grupos sociales. La guerra cultural se dirime en torno a palabras como igualdad, tolerancia y derechos; o casta, sistema o enemigos del progreso, cortinas de humo que sirven para no tener que asumir la complejísima labor de resolver problemas cotidianos y reales. (Definición reconstruida parafraseando a Carlos Granés en un artículo publicado en El Espectador el 18 de febrero de 2016).
[2] http://leves-desacuerdos-feminismo.blogspot.com.co/2011/04/se-anoran-hijas-de-simone-de-beauvoir.html
[3] (fiedan) y (plannedparenthood)
[5] Totalmente desvirtuado por los estudios sobre las diferencias biológicas entre los sexos (en el cerebro,
los ojos, los músculos, etc...). Interesante ver este video.
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