martes, 10 de enero de 2017

Sexualidad, voluntad y derechos

Algunas frases sobre el tema:

Sobre la sexualidad y la voluntad.

“… los hombres, despreciando cosas mejores y dudando acerca de su percepción, prefirieron buscar lo más cercano a ellos, y lo más cercano a ellos era su propio cuerpo y sus sentidos … más cuando, instigados por la serpiente, se apartaron de la consideración de Dios y comenzaron a considerarse a sí mismos, entonces fue cuando cayeron en el deseo del cuerpo y se dieron cuenta de que estaban desnudos.” San Atanasio de Alejandría en “Contra los paganos”

Esto depende ante todo de la constitución del ser humano, que está compuesto de cuerpo y alma. El hombre es realmente él mismo cuando cuerpo y alma forman una unidad íntima; el desafío del eros puede considerarse superado cuando se logra esta unificación. Si el hombre pretendiera ser sólo espíritu y quisiera rechazar la carne como si fuera una herencia meramente animal, espíritu y cuerpo perderían su dignidad. Si, por el contrario, repudia el cuerpo y por tanto a la materia, el cuerpo, como una realidad exclusiva, malogra igualmente su grandeza. Dios es Amor. Benedicto XVI.

Ni la carne ni el espíritu aman: es el hombre, la persona, la que ama como criatura unitaria, de la cual forman parte el cuerpo y el alma. Sólo cuando ambos se funden verdaderamente en una unidad, el hombre es plenamente él mismo. Únicamente de este modo el amor – el eros- puede madurar hasta su verdadera grandeza. Dios es Amor. Benedicto XVI.

Hace falta una purificación y maduración, que incluyen también la renuncia. Esto no es rechazar el eros ni “envenenarlo”, sino sanearlo para que alcance su verdadera grandeza. Dios es Amor. Benedicto XVI.

Dios todopoderoso… concedió al alma irracional memoria, sentidos y apetito, y a la racional, además de éstas cualidades, espíritu, inteligencia y voluntad. San Agustín. La Ciudad de Dios.

Precisamente por esto, por ser diferente, se erije en juez de los sentidos, y lo que aquellos perciben, ésta lo discierne y lo recuerda, y les indica lo que es mejor. Pues lo propio del ojo es ver, y de los oídos oir, y de la boca gustar, y de la nariz percibir olores … pero lo que hay que ver y oír, lo que hay que tocar, gustar y oler, no le toca a los sentidos discernirlo, sino al alma y a la mente que hay en ella. San Atanasio de Alejandría en “Contra los paganos”.

El amor es ocuparse del otro y preocuparse por el otro. Ya no se busca a sí mismo, ni sumirse en la embriaguez de la felicidad, sino que ansía más bien el bien del amado: se convierte en renuncia, está dispuesto al sacrificio, más aún, lo busca. “El que pretenda guardarse su vida, la perderá; y el que la pierda, la recobrará” (Lc 17, 33). Dios es Amor. Benedicto XVI.

La unión de los cuerpos ha sido siempre el lenguaje más fuerte con el que dos seres pueden comunicarse entre sí. Y por eso mismo, un lenguaje semejante, que afecta al misterio sagrado del hombre y de la mujer, exige que no se realicen jamás los gestos del amor sin que se aseguren las condiciones de una posesión total y definitiva de la pareja, y que la decisión sea tomada públicamente mediante el matrimonio. Carta apostólica sobre La Vocación. Juan Pablo II. 

Sobre los Derechos Humanos

Existe precisamente un cierto número de derechos que la sociedad no está en condiciones de conceder porque esos derechos son anteriores a la sociedad; sin embargo, la sociedad tiene la función de preservarlos y hacerlos cumplir. Estos son algunos de los que hoy son llamados “derechos humanos”, y que nuestra época se jacta de haber formulado. Evangelium Vitae. Juan Pablo II.

El primer derecho de la persona humana es su vida. Ella tiene otros bienes, y algunos son más preciosos, pero éste es fundamental, condición de todos los otros. Por lo tanto, debe ser protegido por encima de todos los demás. No pertenece a la sociedad, ni pertenece a la autoridad pública, en ninguna forma, el reconocer este derecho para unos y no para otros. No es el reconocimiento por parte de otros que constituye este derecho. Este derecho es algo anterior a su reconocimiento; exige reconocimiento, y es absolutamente injusto negarlo. Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, la instrucción “On procurado Aborto”, 18 de noviembre de 1974, nn 10-13, en la Justicia Social Review, noviembre de 1974, p. 207.

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