domingo, 3 de mayo de 2020

Consistencia de los Evangelios II

La narración de los Evangelios dejan muy claro el odio que había entre los judíos hacia los romanos. Barrabás era considerado asesino por parte de Pilato por cuenta de una muerte en medio de una sublevación. Judas y muchos otros esperaban que la liberación de la que hablaba Jesús fuera de la sumisión a los invasores.

En la entrada anterior ya mencioné que los evangelios según san Mateo y según san Marcos son ubicados hacia la década de los años 70 del siglo I. El Evangelio según san Lucas en la década de los 80 y el Evangelio según san Juan en la de los 90. El emperador Tito había arrasado con el templo de Jerusalén en la década de los 70 (ver esta entrada). No había nada más doloroso para los judíos. No obstante, los evangelios según san Mateo y según san Lucas narran la conversión de los soldados romanos: "Por su parte, el centurión y los que con él estaban guardando a Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba, se llenaron de miedo y dijeron: «Verdaderamente éste era Hijo de Dios.»" (Mt 27, 54). "Al ver el centurión lo sucedido, glorificaba a Dios diciendo: «Ciertamente este hombre era justo.»" (Lc 23, 47). Lucas no menciona si el centurión convertido en el libro de Los Hechos de los Apóstoles es este mismo (Hc 10). En Hechos le pone nombre propio al centurión: Cornelio. En el Evangelio no, así que debemos pensar que son diferentes. No es el mencionado en Mateo 8-5, ya que éste ya estaba convertido antes de la crucifixión del Señor. Eso nos lleva a que fueron al menos tres los centuriones que creyeron en la divinidad de Cristo.

En medio de tanto odio a los romanos, escribir sobre la conversión de algunos era aventurado, pero tiene todo que ver con la universalidad (catolicidad) del mensaje de Jesús.

Respecto a la mención de nombre propios, he aquí otro pasaje que menciona a personas que probablemente conocían las comunidades de cristianos de la segunda mitad del siglo I:

"Al salir, encontraron a un hombre de Cirene llamado Simón, y le obligaron a llevar su cruz." (Mt 27, 32) "Cuando le llevaban, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le cargaron la cruz para que la llevará detrás de Jesús." (Lc 23, 26) El Cireneo es un personaje importante para la fe. Representa a los cristianos en general, que deben ayudar a Cristo a cargar la cruz. Pero es un personaje real ya que está ligado a dos nombres que eran conocidos por aquellos a quienes se les narraba la historia: "Y obligaron a uno que pasaba, a Simón de Cirene, que volvía del campo, el padre de Alejandro y de Rufo, a que llevara su cruz." (Mc 15, 21)

El siguiente comentario tiene que ver con otra entrada que hace referencia con la maternidad de María, la madre de Jesús:

Al pie de la cruz había varias personas afectas a Jesús: "Había allí muchas mujeres mirando desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle. Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo." (Mt 27, 55-56)

La madre de los hijos del Zebedeo es la madre de los apóstoles Santiago y Juan, así que los que oían las narraciones, al menos en Judea y Galilea, conocían de quien se hablaba. Marcos nos dice que la mujer se llamaba Salomé: "Había también unas mujeres mirando desde lejos, entre ellas, María Magdalena, María la madre de Santiago el menor y de José, y Salomé," (Mc 15, 40).

De María Magdalena sabemos que fue sanada por Jesús: " y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios," (Lc 8, 2) y que fue fiel acompañante de los discípulos ya que estuvo presente el día de la resurrección, y por la Tradición se conoce que continuó acompañando a los apóstoles.

Los que me parecen más interesante son María, Santiago y José. ¿Quiénes son? Juan nos aclara quién es la mujer: "Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena." (Jn 19, 25) Es decir, es prima de la madre de Jesús.

Muchos dirán, ¡-No!, dice que es la “hermana” de su madre- Pero ¿qué sentido tiene llamar a dos hijas con el mismo nombre? No son hermanas, son parientes, probablemente primas ya que en esa época se llamaban “hermanos” a los primos. Hablar de los parientes de Jesús nos recuerda otros pasajes: "Vuelve a casa. Se aglomera otra vez la muchedumbre de modo que no podían comer. Se enteraron sus parientes y fueron a hacerse cargo de él, pues decían: «Está fuera de sí.»" (Mc 3, 20-21) "¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas?" (Mt 13, 55) "¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?» Y se escandalizaban a causa de él." (Mc 6, 3), "Todavía estaba hablando a la muchedumbre, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera y trataban de hablar con él. Alguien le dijo: «¡Oye! ahí fuera están tu madre y tus hermanos que desean hablarte.»" (Mt 12, 46-47). María, la madre de Jesús en algún momento, probablemente hacia el tercer año de su predicación, salió a seguirlo en su camino hacia Jerusalén. La acompañaron su prima y un par de hijos de ésta. Ya el otro par de primos, Santiago y Judas Tadeo, habían creído en él y se contaban entre sus Apóstoles. Ciertamente no eran sus hermanos, aunque así los llamaban. Al pie de la cruz el Señor dejó a cargo de María, su madre, a Juan. Si Santiago y Judas Tadeo eran hijos de ella, no tenía por qué encargársela a nadie. Y si también estaban Simón y José, ¿por qué encargársela a Juan?

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