lunes, 14 de octubre de 2019

Una critica de cine

Esta semana fui a ver una película, Ad astra que en español significa Hacia las estrellas. Soy aficionado de alguna manera a la ciencia ficción , y por eso quise ir a verla, si bien poco voy a cine. Me llamó la atención que no ha generado mayor reacción en los medios y la razón está en lo que encontré en un blog cuando estuve averiguando previamente acerca de la película. El autor de la entrada, que leí con atención, hace una reflexión acerca de la película e intenta mostrar que independientemente de la intención del guionista, la película habla sobre Dios y desde un punto de vista cristiano. Eso me acicateó el deseo de ir a verla, pero a su vez me explicó la falta de atención por parte de los críticos. Me corroboró que ese hablar de Dios es cierto y no pasó inadvertido para los directivos de los medios de comunicación. Hablar de Dios está prohibido.

El blog argumenta que el padre del protagonista representa a Dios Padre que no se congracia con el pecado del mundo y está enviando un castigo a la humanidad. Ahí es donde entra a jugar la intermediación del protagonista, el hijo. Éste representa a Dios Hijo como intermediario ante Dios Padre y que en un momento dado se sacrifica por nosotros. También argumenta que en cierta manera habla acerca del Silencio de Dios que fue tratado por la película Silencio.

No estoy de acuerdo con la interpretación. Pienso que la película habla sobre nuestra manera de relacionarnos con Dios. Estoy de acuerdo en que diferentes escenas de la primera mitad invitan a darse cuenta de ello: la oración de los navegantes interplanetarios para que San Columbus los proteja, la oración claramente cristiana cuando lanzan al espacio a uno de los tripulantes que fallece o la anotación del padre del protagonista cuando en un email que le envía años atrás, antes de desaparecer en el borde del sistema solar, le menciona que en el espacio profundo se siente más viva la presencia de Dios.

A partir de aquí voy a revelar parte del desarrollo de la película. Si no la ha visto y desea verla, vuelva a este punto después de hacerlo.

El protagonista es un astronauta militar un poco autista. Esta particularidad es la que le permite mantener la sangre fría aún en los momentos más difíciles. Pero también le ha impedido establecer vínculos afectivos con otros. El caso más patente es el rompimiento con su esposa. No le es posible expresar su afectividad. El caso es que llega a manos del protagonista un video no revelado al público en que el padre de éste, el capitán de una misión espacial científica, confiesa haber asesinado a buena parte de la tripulación por haber querido ésta regresar a La Tierra a pesar de no haber concluido el objetivo de la misión. Tal vez por ello hacen mención a un tal “San Columbus” en escena previa ya comentada, recordando las dificultades de Cristóbal Colón con sus marineros en un viaje al borde del océano Atlántico. Tal revelación desgarra al protagonista que comprende el horror de tal afirmación: su padre puso por encima de la vida de las personas el objetivo misional.

Las cosas se dan para que el hijo viaje hasta el borde del sistema solar a encontrarse con el padre y traerlo de vuelta a La Tierra. En el fondo, se trata del enfrentarse del hijo al fantasma de su padre al que no ve hace treinta años y al que creía muerto. En el encuentro entre padre e hijo nos enteramos que hubo una segunda lucha entre los miembros de la misión y que sólo queda vivo el capitán, es decir, el padre del protagonista. Todos los tripulantes han muerto. La continuidad de la misión lo exigía. La locura del padre se mantuvo a lo largo de más de diez años...

La misión científica tenía como objetivo escanear los sistemas solares del universo conocido buscando señales de vida inteligente extraterrestre. El problema que originó el discurrir de la película fue que el último combate entre padre y rebeldes ocasionó daños que están enviando tormentas eléctricas hacia el interior del sistema solar que afectan al planeta Tierra poniéndolo en peligro de extinción. Para el padre el problema es que la misión no encontró ninguna señal de vida externa al sistema solar y no le gusta. Cree que es un error, desea permanecer y seguir buscando. Su discurso habla sobre el avance de la humanidad y que unos cuantos individuos no deben entorpecer dicho progreso. El hijo se encarga de cumplir su misión: destruir la nave, la cual genera las tormentas eléctricas. Este punto es el que lo convierte en un redentor de la humanidad. Convence al padre de regresar argumentándole que no descubrir ninguna señal de vida en el universo conocido es un hallazgo científico importante que ya hizo valiosa a la misión. Este giro aparentemente es una forma de ir cerrando el tema, pero no. Es un tema filosófico. Estar sólos en el Universo nos lleva a pensar más enfocadamente en nuestro creador, y en las preguntas fundamentales, ¿quiénes somos? y ¿cuál es nuestra misión?

Pasando de una nave a otra, antes de que ésta explote por causa de una bomba nuclear que está en cuenta regresiva, el padre trata de soltarse del hijo y quedar flotando en el espacio para morir allí. Lo que es importante para la película es la angustia del hijo, primero no queriendo soltar al padre, pero luego dándose cuenta que debe soltarlo. No es sólo un soltarlo físico. Es el momento de soltarlo psicológicamente. De liberarse de la presencia de ese fantasma con el que cargó durante treinta años.

En el viaje de regreso nos explican que el hijo copió en un disco duro todos los datos recopilados por su padre acerca de miles de planetas regados por todo el universo. En el largo viaje de regreso a La Tierra medita sobre la ceguera de su padre: buscando una cosa no fue capaz de ver lo grandioso y hermoso de la creación.

Una vez en La Tierra, la experiencia liberadora de soltar a su padre lo lleva a iniciar una nueva lucha, enfocar su autismo para aislar el ruido y concentrarse en lo esencial: en disfrutar de los sencillo y en amar y ser amado.

Mi interpretación, a diferencia de la ya citada, es que el padre representa a los humanistas, aquellos científicos, políticos y poderosos que dicen amar a la humanidad, pero que desprecian a los individuos. Aquellos cuya soberbia científica les impide sorprenderse con el milagro de la vida que brota a borbollones alrededor nuestro. Son los humanistas contra los que ha luchado en todo tiempo la Iglesia. Y el hijo representa a los seres humanos que luchamos por soltarnos de la influencia de éstos humanistas y de nuestra continua lucha interior por aprender a ser un verdadero ser humano. La historia acaba esperanzadora porque el hijo descubre que su misión es aprender a amar y a ser amado. Nos representa a todos y cada uno de nosotros.

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