Reflexiones sobre matrimonio y familia presentadas en el XVI Encuentro de Universitarios Católicos de la Universidad Católica de Colombia, denominado “El amor humano y sus desafíos actuales” a cargo de la invitada internacional Sara Gallardo González, Doctora en Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid-España, el 19 de agosto de 2017.
La familia surge de la concepción de una persona en el seno de una familia. Si no hay una nueva persona, se queda en matrimonio. Hay una relación directa entre matrimonio y familia, pero no siempre de la una surge la otra.
La cooperación con la creación de Dios implica ‘generar’ y
‘educar’: completar la formación del ser humano. De ahí se sigue que es
obligación de los padres educar a sus hijos, a quienes concibieron, y no a
otros, como la escuela o el estado, que sólo son subsidiarios. Los padres aman
a sus hijos, condición principal de formación en el amor y la posterior
capacidad de amar, de vivir en sociedad. Lo institucional no puede entregar ese
amor. No puede amar quien no ha recibido el don del amor.
Para la mujer es importante el lugar del trabajo y es
importante para la sociedad la presencia de la mujer en el lugar de trabajo. La
mujer tiene la capacidad de mantener la cordura ante las extravagancias que
pueden ocasionar la competitividad y la especialización, punto central de la
psicología masculina.
Los padres no crean al hijo, no conocen al hijo que conciben
ni lo pueden elegir, ya que sólo existe la persona en el momento de la
concepción.
La educación es desarrollar la humanidad del hijo a su
plenitud. Debe haber un proyecto de vida para poder educar. No se educa a un
ser humano si no se conoce qué es el ser humano.
La educación en la verdad se debe mostrar
completa, y se debe mostrar que la felicidad implica sacrificio y abnegación.
Matrimonio implica a sujetos, su fundamento y su vínculo. La
pareja como madre/padre de mis hijos crea vínculo. No hay relación real si no
hay reconocimiento mutuo, si no se impactan vital y mutuamente. Otro tipo de
relación conduce a la degradación de la persona humana.
Los hijos adquieren significado cuando se perciben como un don, no como un derecho. Quien no acepta un regalo, es que no quiere establecer un vínculo con la persona que le ofrece el regalo. Quien no percibe a los hijos como dones, quiere evitar establecer un vínculo con Aquel que lo ofrece.
En la sociedad tenemos relaciones funcionales, en donde el
vínculo es una prestación o servicio que realiza la persona. En el matrimonio y
en la familia se tiene una relación personal: el motivo es la persona en sí
misma.
La relación funcional es moral cuando no se reduce el valor
que se le da a la otra persona solamente al ámbito de la prestación dada.
Mantener una visión sujeta a
los términos del contrato va en contra de la dignidad de la persona humana.
La realidad es que sexualidad y amor van juntas. Amar implica
una donación total porque la persona es indivisible. Si no se entrega la
totalidad, no se ha dado a sí misma. Totalidad en el tiempo y totalidad en el
espacio: eterna y fiel. Significa fidelidad, pero también castidad por razón de
esa misma fidelidad. La sexualidad y el amor en su significado procreativo
significa una entrega de la posibilidad de hacer fecundo al otro. Si restrinjo
la fecundidad del entregarme en totalidad restrinjo mi entrega. Sólo cuando la
otra persona se entrega de manera total, eterna, libre, fiel y fecunda, yo
puedo hacerlo de la misma manera. En ese momento se da el matrimonio.
El matrimonio basado en el sentimiento convierte la relación
en algo funcional, no personal.
La libertad de volar consiste en el conocimiento de las
leyes de la aeronáutica. No basta con querer
para ser libre. La libertad implica la libertad de decir no.
El querer lleva a
la moción, el movimiento, la acción, pero hace falta el conocimiento. Si no conocemos qué
es la libertad, no podremos disfrutarla. Si el ser humano no tiene la Verdad,
aceptará como verdad lo que le presenten. Si el ser humano no tiene afectos, aceptará
como afecto lo que le presenten.
Si aceptamos que cada uno tienen su propia verdad, restringimos
nuestra existencia: se nos vuelve difícil vivir en la realidad de los demás
porque es difícil vivir en la verdad de los demás: surgen conflictos.
El matrimonio contiene una comunidad indivisible de vida. El
hombre no busca cualquier mujer, que sería lo biológico, sino que busca a una
mujer determinada. Entra la razón. Un amor que no es capaz de buscar la total
potencialidad de la pareja, no es un amor capaz de fundar un matrimonio. Los
hijos son lo que nos trasciende.
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