Estas tensiones son en realidad una única tensión: la tensión entre las que denominaremos necesidades globales y las individuales. Sea realizado un recorrido por diversas tensiones antes de llegar a la medular.
Un recorrido
Un primer punto a relatar es la tensión entre la cultura global y la cultura local. La globalización permitida por las tecnologías de la información y las comunicaciones tienden a uniformar la cultura. Las celebridades lo son a nivel casi global. Estas celebridades mundiales son principalmente las mediáticas, no los intelectuales ni los científicos, sino los políticos, que vemos en todos los medios de comunicación social, los artistas de los medios del entretenimiento visual – cine, series televisivas y videoclips musicales -, y los de los nuevos medios: influencers en medios como Youtube e Instagram. Estas celebridades aplican discursos que sean entendidos en cualquier cultura, requisito fundamental para tener una audiencia mundial. De esta forma difunden un modo de ver la vida global. Uno de los aspectos de su lenguaje no verbal es que visten acorde con modelos globales. Así que son también modeladores de formas de vestir.
El manejo de marca global de las celebridades, lograda gracias a que la tecnología eliminó la distancia, no es algo que escape a la visión de las marcas. Las marcas, sea en alianza estratégica con la celebridad, sea una marca propia, crean colecciones que son ofrecidas a nivel mundial en cadenas comerciales y puntos de venta especializados. Los consumidores más jóvenes desean imitar a los artistas y deportistas. Los consumidores de más edad imitan la elegancia de políticos para vestir la corbata que exhibirán en sus reuniones ejecutivas.
Para reflejar la tensión recordemos a un conspicuo icono de la conciencia humana: Gandhi. Uno de los símbolos que utilizó él para mover a sus conciudadanos a adquirir una conciencia de identidad nacional fue la de vestir la indumentaria propia de la cultura india, el dhoti. Era rechazar la indumentaria británica. Además, hilaba a mano la tela que usaba para implicar aún más contundentemente el rechazo a los productos británicos.
Otro ejemplo es Rigoberta Menchú quien viste la indumentaria tradicional guatemalteca de los quichés mayas. Recibió el Premio Nobel de la paz en reconocimiento a su lucha por la justicia social y reconciliación etno cultural basada en el respeto a los derechos de los indígenas. Su vestimenta era una reivindicación de ese respeto reclamado. En su discurso exclama: “¡Libertad para los indios donde quieran que estén en América y en el mundo, porque mientras vivan vivirá un brillo de esperanza y un pensar original de la vida!” (Rigoberta Menchú, s.f.) No podemos dejar de recordar la reivindicación del premio Nobel de literatura de 1992, Gabriel García Márquez, al recibir su premio vestido con el liqui liqui, traje de gala propio de los llanos de Colombia y Venezuela.
Son claros ejemplos de la existencia de la tensión entre la cultura global y la local.
Lo local puede que a muchos no le signifique mucho en relación al vestir. Pero sí en relación a la búsqueda de la justicia de los trabajadores de zonas remotas vs. la economía familiar local. Naomi Klein es una periodista, escritora y activista canadiense que crítica la globalización y el capitalismo. En el año 2000 publicó un libro denominado No Logo que, “… para muchos, [es] el manifiesto de los movimientos contra la globalización de las corporaciones privadas” (Naomi Klein, s.f.). En No Logo, Klein además de atacar las estrategias de las grandes empresas que incitan la cultura de masas a través de las marcas, acusa a algunas de tales empresas de explotar a trabajadores del tercer mundo por obtener mayores beneficios. Para el ejemplo, un botón: H&M, una multinacional que comercializa prendas de vestir es denunciada en 2017 por el periódico británico The Guardian por confeccionar sus prendas en Myanmar en fábricas cuyos trabajadores son menores de edad a quienes les pagan la mitad de un salario mínimo (How high street…, 2017). Es sólo una actualización de las denuncias que Naomi Klein realiza en su libro acerca de las marcas globales. La conciencia sobre la justicia de los trabajadores de zonas del mundo en vías de desarrollo hace que los ciudadanos sientan la tensión entre obtener prendas bonitas y baratas o comprar unas más costosas pero que no obtienen su margen de ganancias a raíz de la explotación de trabajadores de países en donde la legislación permite tales perfiles de explotación laboral. Pero no basta con tener la conciencia de la justicia hacia la dignidad de los trabajadores de otras latitudes. El acceso a información acerca del origen de las prendas y las condiciones en que son confeccionadas no es de fácil consecución y por tanto no es fácil saber qué es ético comprar y qué no. Hay asimetría en la publicidad. Klein denuncia que las empresas que comercializan marcas utilizan grandes cantidades de dinero en comercializar estilos de vida y grandes cantidades de esfuerzo en ubicar fábricas en Asia y África donde la manufactura es supremamente barata a costa del bienestar y derechos fundamentales de los trabajadores (Klein, 2001). Hay organizaciones no gubernamentales, como por ejemplo The Global Business of Forced Labour project o Antislavery.org, que denuncian las prácticas no éticas, pero viven de las donaciones y les es vedado acceder a las fábricas para recoger pruebas fehacientes de dichas malas prácticas. Antislavery.org menciona que su trabajo tiene que ver con que “Creemos que las empresas tienen un papel importante que desempeñar para acabar con la esclavitud. No boicoteamos las marcas, pero defendemos que la transparencia de la cadena de suministro y la debida diligencia en materia de derechos humanos son necesarias para eliminar el riesgo de prácticas de explotación.” (Our work on, s.f.)
La anterior tensión no es ajena a otra, también de carácter económico: la del mercado laboral. De nuevo el consumidor es puesto a elegir entre comprar prendas bonitas y baratas o conservar su puesto de trabajo. La revista Gerente Colombia introduce su análisis del sector Confección con la siguiente frase: “La cadena textil-confección ha tenido que enfrentar retos en materia de consumo interno, exportación y, sobre todo, contrabando. En 2017 su producción cayó 8.4% (muy superior al 0.5% en 2016) como resultado de la competencia desleal, el contrabando y los problemas de competitividad” (Competitividad, 2018). Un informe del grupo SURA, editado en el año 2014 dice:
“En el contexto internacional los productos chinos en el año 2012 representan cerca del 26,8 de las exportaciones mundiales de textiles y el 35,8% de la confección gracias a los bajos precios, mano de obra barata y el uso de tecnología avanzada que permiten la producción a gran escala en menor tiempo. El desempeño del sector [confecciones colombiano] en el contexto internacional dependerá del mejoramiento de las políticas contra la competencia desleal y el contrabando, la reducción en el nivel de los precios internacionales, la variedad en la oferta de los productos ofrecidos, el mantenimiento de calidad de los productos y la reducción de los tiempos de entrega.” (Hecho con Orgullo, 2014).Es un problema que viene de vieja data y por tanto no se pueden considerar coyunturales. Generan pérdida de puestos de trabajo. Por ejemplo, RCN radio transcribe las declaraciones del presidente de la Cámara Colombiana de la Confección en agosto de 2017: “... la crisis del sector textil por cuenta de las masivas importaciones de prendas de vestir a precios irrisorios y el contrabando, que han generado la pérdida de más de 80.000 empleos, se podría agravar aún más en este segundo semestre del año donde la cifra incluso superaría los 150.000 empleos” (¿Qué pasa en …, 2017). Una opción para combatir tal situación es que la población concuerde en apoyar los productos locales. Propaís, una entidad colombiana de carácter mixto, facilita alianzas entre el Gobierno y entidades privadas con el objetivo de fortalecer el desarrollo de las micro, pequeñas y medianas empresas de Colombia, promoviendo políticas, generando información y desarrollando programas. Uno de éstos es la estrategia “Compre colombiano” que busca promover el mercado interno. No es fácil medir su impacto.
Otra estrategia por la que puede optar un gobierno en su soberanía es la imposición de aranceles. La revista Dinero, coloca como encabezado de un artículo: “El gremio de la confección quiere arancel al 37,9%. La Cámara Colombiana de la Confección y Afines, que agrupa a 70.000 empresas colombianas dedicadas a la producción textil y a la confección, se encuentra sumamente preocupada por la inequidad que según ellos se está presentando en la industria, por cuenta de las confecciones provenientes de Asia y África.” (El gremio de …, 2019) Pero la presión internacional de los países desarrollados hace inviable tal pretensión. No es fácil ejercer la soberanía. Lo que sí permiten es la apertura de zonas económicas especiales, en Colombia denominadas zonas francas, con beneficios fiscales durante un cierto periodo de tal manera que atraigan la inversión extranjera. Espejismo en el que han caído muchos gobiernos, cuando no es que los funcionarios de turno lo han hecho en connivencia ya sea con gobiernos extranjeros, ya sea con multinacionales. Espejismo porque si bien hay algunos casos de éxito, hay muchos otros de fracaso. En artículo del periódico El País, Lotta Moberg, del departamento de Economía de la Universidad George Mason (EE UU), explica que
"«La mayor parte de los proyectos se centran en atraer inversiones extranjeras y no en experimentar con reformas que pueden ser aplicadas a escala nacional.» «Al tiempo, muchos hacen demasiado énfasis en los incentivos fiscales y no en realmente dar infraestructuras de calidad y un entorno competitivo. Además, los gobiernos necesitan sacar recursos en forma de impuestos, así que tienen menos dinero para gastar, invertir y, en consecuencia, contratar gente». La falta de recursos se acentúa por la caída en los ingresos tributarios: muchas zonas ofrecen vacaciones fiscales, a veces permanentes” (El populismo, 2015).En el mismo artículo Patrick Neveling, profesor de Antropología Cultural en la Universidad de Utrecht y especialista en el desarrollo histórico de las Zonas económicas especiales dice:
“«Muchos países recurrieron al FMI y al Banco Mundial para rescatar sus economías, y entre las condiciones impuestas estaban las zonas económicas especiales … las empresas [de las zonas económicas especiales] no se hacen cargo del coste social que supone una persona que empezó a trabajar en la maquila a los 15 años y que a los 40 está agotada físicamente y no tiene formación para hacer otra cosa si pierde el trabajo o la empresa cierra»” (El populismo, 2015).También se aclara en el mismo artículo que “La propia OIT alerta de que en muchos casos el efecto neto sobre el empleo es cero: las empresas simplemente trasladan los puestos de trabajo del resto del país a las zonas económicas especiales.” (El populismo, 2015). Aún no siendo un trabajador del sector moda y confecciones el desempleo de los conciudadanos afecta la economía local y por ende la propia. La tensión existe.
Una tercera alternativa es la de volver a un patrón de consumo austero como el que se manejaba a mediados del siglo XX. Un artículo del la BBC que investiga quién realmente paga la cuenta de la ropa barata indica que “Los británicos, por ejemplo, compran cinco veces más prendas de las que adquirían en la década de los 80, dice Dharshini David, reportera de economía de la BBC.” (El precio de …, 2019)
La austeridad coloca un dedo en la llaga respecto a una tensión muy presente en los medios de comunicación y las redes sociales: la existente entre el consumismo y la conservación del medio ambiente. El modelo económico promulga que el consumo es el que mueve la economía, crea puestos de trabajo, genera salarios y riqueza. Los productos son diseñados con una obsolescencia programada para obligar la renovación. Las campañas publicitarias promueven colecciones periódicas y modas cada vez más frecuentemente cambiantes. No sólo en las prendas de vestir, pero también en ellas. Los activistas ecológicos tratan de generar conciencia sobre la depredación que se está realizando, forzando a la naturaleza a dar más de lo que puede, generando degradación ambiental, pérdida de diversidad de flora y fauna, fuente de riqueza para generaciones futuras, y poniendo en peligro nuestra subsistencia como especie.
El artículo de la BBC ya mencionado informa que el Comité de Auditoría Ambiental de la Cámara de los Comunes del Reino Unido destacó en un informe reciente que la fabricación de una sola camisa y un par de jeans en algodón puede requerir hasta 20.000 litros de agua. Pero a continuación añade el articulista que “Sin embargo, una camisa de poliéster hecha de plástico virgen tiene una huella de carbono mucho mayor. El transporte de los productos aumenta aún más esa huella y la coloración de las telas puede introducir más contaminantes.” (El precio de …, 2019)
Parece que no hubiera salida. Pero no basta con la descripción y comprensión de los males que aquejan a nuestra sociedad actual. Se deben encontrar caminos que no dejen sinsabor y pesimismo.
La conciencia
El consumismo es una característica de la civilización occidental tal como la entendemos hoy en día. Sólo se controla apelando a la conciencia, como hacen los ambientalistas.
Una entidad occidental de importante influencia internacional para apelar a la conciencia de los individuos es la Iglesia Católica. Desde el punto de vista político tiene status de observador permanente en las sesiones de la Organización de Naciones Unidas y eso les da derecho a exponer su punto de vista en las cuestiones que son debatidas en la Asamblea General. Más de una vez han intentado echarla de la ONU por cuenta de sus posturas, por ejemplo, acerca del aborto (Feministas, 2019). Por otro lado 1,254 millones de personas alrededor del mundo se autodenominan como católicos (Estas son …, 2015), lo cual debería significar que aceptan a la Santa Sede como guía moral de sus comportamientos en lo que respecta a lo trascendente, pero también respecto a cuestiones inmanentes. Es un tema que los no católicos no entienden. En la exhortación apostólica Evangeli Gaudium el Papa Francisco lo explica:
“Ya no se puede decir que la religión debe recluirse en el ámbito privado y que está sólo para preparar las almas para el cielo. Sabemos que Dios quiere la felicidad de sus hijos también en esta tierra, aunque estén llamados a la plenitud eterna, porque Él creó todas las cosas «para que las disfrutemos» (1 Tm 6,17), para que todos puedan disfrutarlas. De ahí que la conversión cristiana exija revisar «especialmente todo lo que pertenece al orden social y a la obtención del bien común»”.De este modo, la Iglesia Católica da pautas a sus fieles acerca de cómo afrontar las incoherencias en las que hemos caído como especie.
En la exhortación apostólica Evangelii Gaudium el Papa Francisco se extiende acerca del significado de la solidaridad como concepto importante. Escribe: “la palabra «solidaridad» está un poco desgastada y a veces se la interpreta mal, pero es mucho más que algunos actos esporádicos de generosidad. Supone crear una nueva mentalidad que piense en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos.” (Francisco, 2014). En realidad, el corpus de propuestas de la Iglesia Católica se llama Doctrina Social de la Iglesia. Además de anunciar y denunciar el estado de las tensiones descritas en la presente entrada del blog, proponen soluciones que surgen principalmente del cambio de comportamientos y actitudes que debemos tener todos y cada uno de los seres humanos.
No existe sólo este compendio de documentos. Hay otras propuestas dadas por otras entidades tal vez menos influyentes y menos espirituales, pero todas pasan finalmente por la interioridad y la reflexión. Las soluciones deben ser vistas a la luz de la ética y el humanismo, materias que han sido suprimidas de los currículos tanto de la educación básica como de los estudios terciarios. Una vez se tiene la luz de un cuerpo de normas que ayudan al “buen vivir” se deben poner en práctica, pero la naturaleza humana tiende al egoísmo y al mínimo esfuerzo.
Es el espíritu humano el que se sobrepone a su naturaleza y sabe abstenerse de bienes inmediatos para lograr bienes futuros, el que logra ser austero en el modo de vida actual en pro del bienestar de sus congéneres presentes y generaciones futuras. Pero implica también educar la voluntad, otro tema que ha sido sacado de la agenda familiar y social. Así que el reto es la reflexión y la autoformación. De otro modo no pasaremos por la vida, sino que la vida pasará por sobre nosotros.
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Referencias bibliográficas
¿Qué pasa en el sector textilero y de confecciones? (14 de agosto de 2017) recuperado el 16 de septiembre de 2019, de https://www.rcnradio.com/economia/que-pasa-en-el-sector-textilero-y-de-confecciones
Competitividad, clave para el repunte (11 de junio de 2018). Revista Gerente. Número 236.
El gremio de la confección quiere arancel al 37,9%. (30 de abril de 2019). Revista Dinero. Recuperado el 16 de septiembre de 2019, de https://www.dinero.com/pais/articulo/camara-colombiana-de-la-confeccion-y-afines-propone-arancel-compensatorio-del-379/270196
El populismo de las zonas francas. (20 de abril de 2015). El país. Recuperado el 17 de septiembre de 2019, de https://elpais.com/economia/2015/04/20/actualidad/1429522015_936312.html
El precio de comprar ropa barata: ¿quién paga realmente la cuenta? (7 de agosto de 2019). BBC. Recuperado el 17 de septiembre de 2019, de https://www.bbc.com/mundo/noticias-49268325
Estas son las cifras oficiales de los católicos en el mundo (17 de abril de 2015). Aciprensa. Recuperado el 19 de septiembre de 2019, de https://www.aciprensa.com/noticias/estos-son-los-numeros-de-los-catolicos-en-el-mundo-segun-anuario-pontificio-2015-40519
Feministas frustradas y disidentes católicos claman por la exclusión de la Santa Sede de la ONU (23 de marzo de 2019). Center for family and Human Rights (C-Fam). Recuperado el 19 de septiembre de 2019, de https://c-fam.org/friday_fax/feministas-frustradas-y-disidentes-catolicos-claman-por-la-exclusion-de-la-santa-sede-de-la-onu/
Francisco. (2014) Evangelii Gaudium. Bogotá. San Pablo.
Hecho con Orgullo. Hecho para progresar: Análisis del comportamiento y oportunidades del sector sistema moda. (septiembre de 2014). Sura.
How high street clothes were made by children in Myanmar for 13p an hour. (5 de febrero de 2017) recuperado el 16 de septiembre de 2019, de https://www.theguardian.com/world/2017/feb/05/child-labour-myanmar-high-street-brands
Klein, N. (2001). Nologo: el poder de las marcas. Barcelona: Paidós.
Naomi Klein (s.f.) recuperado el 16 de septiembre de 2019, de https://es.wikipedia.org/wiki/Naomi_Klein
Our work on supply chains (s.f.) recuperado el 16 de septiembre de 2019, de https://www.antislavery.org/what-we-do/work-supply-chains/
Rigoberta Menchú Tum – Nobel Lecture (s.f) recuperado el 16 de septiembre de 2019, de https://www.nobelprize.org/prizes/peace/1992/tum/26034-rigoberta-menchu-tum-nobel-lecture-1992/
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