domingo, 22 de julio de 2018

Tres tipos de miserias


La psicología positiva es un campo de estudio orientado a complementar la psicología convencional con una perspectiva que incorpore el concepto del lado positivo de la vida, identificando y cultivando las fortalezas más importantes de la persona, evolucionando así de atender y aliviar los síntomas de la enfermedad mental, a comprender que las personas buscan algo más que aliviar los síntomas o corregir errores, ya que quieren que la vida tenga sentido.

Pero la población carece de herramientas para encontrar una respuesta satisfactoria al sentido de la vida, lo que está generando diversas dificultades en los individuos y esto a su vez deviene en una gran problemática social debido al aumento del número de enfermedades mentales en la población. La depresión ocupa un deshonroso lugar privilegiado en la epidemiología de los países desarrollados y se ha estado experimentado un aumento sin precedentes en la tasa de suicidios[1]

El Papa Francisco nos especifica tres tipos de miseria: la miseria moral que es convertirse en esclavos del vicio y el egoísmo. Esta forma de miseria, que también es causa de ruina económica, siempre va unida a la miseria espiritual, que nos golpea cuando nos alejamos de la trascendencia. Si pensamos que no necesitamos de Dios, nos encaminamos hacia el fracaso. El tercer tipo de miseria es la material, lo que usualmente llamamos pobreza.[2]

Los programas de las Naciones Unidas y los programas de gobierno de las sociedades occidentales buscan acabar con la miseria material, pero simultáneamente impiden con demasiada frecuencia un progreso espiritual que abra a la esperanza, generando miseria espiritual. Y bien lo dice el Papa Francisco: al adentrarnos en la miseria espiritual nos adentramos en la miseria moral.

El cardenal Robert Sarah nos recuerda que la función de la Iglesia no es “moralizar”, sino ser testigos de la persona de Jesús y presentarla a los demás para que tengan un encuentro personal con Él [3]. Ese encuentro le da sentido a la vida y la respuesta, si es positiva, acaba con la miseria moral.

Pero, ¿cómo sacar también al ser humano de la miseria material? Jesús nos advierte que siempre habrá pobres entre nosotros, profetizando el fracaso de los programas de las diferentes naciones. Dios permite la desigualdad material entre los hombres, porque la riqueza se vuelve instrumento de redención cuando la compartimos. En la oración que Jesús nos enseñó, repetimos: “Danos hoy el pan de cada día”, en plural. Le pedimos a Dios lo necesario para la subsistencia, no sólo para nosotros y nuestra familia, sino para nuestra comunidad. Dios nos provee de lo necesario, pero muchas veces nos hace llegar más de lo necesario, para que seamos nosotros el medio para hacérselo llegar a los demás. Y el Señor permite que nos falten medios, para que desarrollemos la humildad de saber depender de los demás, para abandonar nuestra autosuficiencia, y desarrollar la solidaridad.

Es importante no confundir la pobreza del espíritu con la miseria espiritual. La primera es la que Jesús alaba en el Sermón de la Montaña, y hace referencia al sabernos necesitados de Dios: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.» (Mt 5, 3)

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[1] Centro de documentación sobre conducta suicida

[2] Mensaje de Cuaresma de 2014

[3] Dios o Nada. Cardenal Robert Sarah y Nicolas Diat. Editorial Palabra. 6ta edición. 2015.

martes, 19 de junio de 2018

El día del orgullo es abominable.



¿Cómo puede enorgullecer un desfile en el que los participantes realizan actos de los que se avergonzarían si los practicasen delante de su madre o de sus hermanos? ¿Cómo puede denominarse respetable dicho espectáculo si la intención es dejarse llevar sin consciencia para mezclarse con desconocidos en actos que atentan contra su propia salud y la virtud de la continencia? Pues contenerse es decir no a embriagarse, a drogarse, a participar en orgías de las que en sano juicio huirían.

A quienes denuncian tales costumbres los tildan de intolerantes. ¿Cómo pueden tachar de intolerantes a ciudadanos que lo que buscan es educar en la virtud a sus hijos con objeto de hacer de la Nación un lugar próspero, lo cual no se logra con la incontinencia hacia los deleites, sino con el esfuerzo de contenerse de lo fácil y de buscar trabajar la voluntad y la razón?

No es un escrito de este servidor. Es una traducción libre de un extracto de San Agustín, de su libro, La Ciudad de Dios. Libro I.

martes, 27 de marzo de 2018

Oración de la familia

Espíritu Santo, concededme para mí, para mi esposa y para mis hijas,
aquellos dones divinos con que fortaleciste a los Apóstoles;
aquella gracia poderosa que ilumina el entendimiento,
mueve dulcemente la voluntad,
y vence gloriosamente la concupiscencia.

Concédenos el don de una clara inteligencia,
el conocimiento del bien
y buena voluntad de ejercitarlo.

Toma bajo tu divina protección a nuestras hijas;
presérvalas de toda pasión vergonzosa,
protégelas, líbralas de caer en los lazos de la seducción con que el demonio intenta hacerlas caer en el pecado.

Hazlas humildes, obedientes, honradas y temerosas de Dios;
amantes de la verdad y de la religión.
Dales gracia para vencer los vicios y pasiones.

Y a nosotros concédenos la gracia y el acierto necesario para educarlas y dirigirlas y hacernos obedecer de ellas.

Amén.

viernes, 16 de marzo de 2018

Matrimonio y familia


Reflexiones sobre matrimonio y familia presentadas en el XVI Encuentro de Universitarios Católicos de la Universidad Católica de Colombia, denominado “El amor humano y sus desafíos actuales” a cargo de la invitada internacional Sara Gallardo González, Doctora en Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid-España, el 19 de agosto de 2017.


La familia surge de la concepción de una persona en el seno de una familia. Si no hay una nueva persona, se queda en matrimonio. Hay una relación directa entre matrimonio y familia, pero no siempre de la una surge la otra.

La cooperación con la creación de Dios implica ‘generar’ y ‘educar’: completar la formación del ser humano. De ahí se sigue que es obligación de los padres educar a sus hijos, a quienes concibieron, y no a otros, como la escuela o el estado, que sólo son subsidiarios. Los padres aman a sus hijos, condición principal de formación en el amor y la posterior capacidad de amar, de vivir en sociedad. Lo institucional no puede entregar ese amor. No puede amar quien no ha recibido el don del amor.

Para la mujer es importante el lugar del trabajo y es importante para la sociedad la presencia de la mujer en el lugar de trabajo. La mujer tiene la capacidad de mantener la cordura ante las extravagancias que pueden ocasionar la competitividad y la especialización, punto central de la psicología masculina.

Los padres no crean al hijo, no conocen al hijo que conciben ni lo pueden elegir, ya que sólo existe la persona en el momento de la concepción.

La educación es desarrollar la humanidad del hijo a su plenitud. Debe haber un proyecto de vida para poder educar. No se educa a un ser humano si no se conoce qué es el ser humano.

La educación en la verdad se debe mostrar completa, y se debe mostrar que la felicidad implica sacrificio y abnegación.

Matrimonio implica a sujetos, su fundamento y su vínculo. La pareja como madre/padre de mis hijos crea vínculo. No hay relación real si no hay reconocimiento mutuo, si no se impactan vital y mutuamente. Otro tipo de relación conduce a la degradación de la persona humana.

Los hijos adquieren significado cuando se perciben como un don, no como un derecho. Quien no acepta un regalo, es que no quiere establecer un vínculo con la persona que le ofrece el regalo. Quien no percibe a los hijos como dones, quiere evitar establecer un vínculo con Aquel que lo ofrece.

En la sociedad tenemos relaciones funcionales, en donde el vínculo es una prestación o servicio que realiza la persona. En el matrimonio y en la familia se tiene una relación personal: el motivo es la persona en sí misma.

La relación funcional es moral cuando no se reduce el valor que se le da a la otra persona solamente al ámbito de la prestación dada.

Mantener una visión sujeta a los términos del contrato va en contra de la dignidad de la persona humana.

La realidad es que sexualidad y amor van juntas. Amar implica una donación total porque la persona es indivisible. Si no se entrega la totalidad, no se ha dado a sí misma. Totalidad en el tiempo y totalidad en el espacio: eterna y fiel. Significa fidelidad, pero también castidad por razón de esa misma fidelidad. La sexualidad y el amor en su significado procreativo significa una entrega de la posibilidad de hacer fecundo al otro. Si restrinjo la fecundidad del entregarme en totalidad restrinjo mi entrega. Sólo cuando la otra persona se entrega de manera total, eterna, libre, fiel y fecunda, yo puedo hacerlo de la misma manera. En ese momento se da el matrimonio.

El matrimonio basado en el sentimiento convierte la relación en algo funcional, no personal.

La libertad de volar consiste en el conocimiento de las leyes de la aeronáutica. No basta con querer para ser libre. La libertad implica la libertad de decir no.

El querer lleva a la moción, el movimiento, la acción, pero hace falta el conocimiento. Si no conocemos qué es la libertad, no podremos disfrutarla. Si el ser humano no tiene la Verdad, aceptará como verdad lo que le presenten. Si el ser humano no tiene afectos, aceptará como afecto lo que le presenten.

Si aceptamos que cada uno tienen su propia verdad, restringimos nuestra existencia: se nos vuelve difícil vivir en la realidad de los demás porque es difícil vivir en la verdad de los demás: surgen conflictos.

El matrimonio contiene una comunidad indivisible de vida. El hombre no busca cualquier mujer, que sería lo biológico, sino que busca a una mujer determinada. Entra la razón. Un amor que no es capaz de buscar la total potencialidad de la pareja, no es un amor capaz de fundar un matrimonio. Los hijos son lo que nos trasciende.

martes, 13 de marzo de 2018

El magisterio de la Iglesia

Nada mejor para explicar el Magisterio de la Iglesia, que un obispo. Transcribo un artículo al respecto:

El Prefecto Emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Cardenal alemán Gerhard Müller, explicó que un “cambio de paradigma” en la doctrina católica no es desarrollo sino corrupción.

Así lo indicó el Cardenal en un ensayo publicado el 20 de febrero en la revista estadounidense First Things, con el título “Development or corruption?”. En el texto el Cardenal explicó que el intento de algunos de modificar la doctrina católica para promover su agenda es contrario a los mandamientos, y denunció que quien alienta un cambio de la enseñanza de la Iglesia en la teología moral, como si fuera una “decisión de conciencia digna de alabanza”, en realidad “habla contra la fe católica”.

En su opinión, un “cambio de paradigma” en la doctrina, es decir “un cambio fundamental en las formas teóricas del pensamiento y la conducta social” respecto a la “presencia de la Iglesia en el mundo”, simplemente no es posible porque “Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre”.

Esto último, precisó, “es nuestro paradigma, que no se cambiará por ningún otro”.

Por ello, “un cambio de paradigma, por medio del cual la Iglesia tome los criterios de la sociedad moderna para ser asimilados, no constituye un desarrollo sino que es corrupción”.

El Cardenal alemán explicó también que el Papa y los obispos tienen el deber de preservar la unidad de la fe y evitar la polarización. Por ello, es también un deber de conciencia corregir cuando las palabras “cambio pastoral” son usadas por algunos para “promover su agenda que se aleja de la enseñanza de la Iglesia, como si la doctrina fuera un obstáculo para la atención pastoral”.

En su ensayo, el Purpurado se refirió al concepto del “desarrollo de la doctrina” en la Iglesia, según lo explicaba el Beato John Henry Newman, y su relación con el debate sobre la interpretación de la exhortación apostólica Amoris Laetitia que el Papa Francisco publicó en 2016.

El Cardenal recordó que el capítulo ocho de la exhortación “ha sido objeto de interpretaciones contradictorias”, y alertó que cuando se habla en este contexto de un “cambio de paradigma”, en realidad parece que se propone “una recaída en una forma modernista y subjetivista de interpretar la fe católica”.

En la fe católica, continuó el Prefecto Emérito, “el método adecuado para interpretar la revelación requiere el trabajo conjunto de tres principios que son: la Sagrada Escritura, la Tradición Apostólica y la Sucesión Apostólica de los obispos católicos”.

La Reforma protestante, continuó, es un ejemplo en la historia sobre cómo funcionan las cosas cuando se introduce un nuevo principio formal, en este caso el de considerar solo las Escrituras. “Este nuevo principio hizo que la doctrina católica de la fe, como se desarrolló hasta el siglo XVI, cambiara radicalmente”. Así, precisó, “la comprensión fundamental del cristianismo se convirtió en algo completamente diferente”.

El Cardenal Müller también se refirió a la recepción de la Eucaristía por parte de los divorciados en nueva unión y dijo que no se puede olvidar la enseñanza de San Juan Pablo II, que en su exhortación apostólica Familiaris Consortio de 1981 señaló que “los divorciados que viven en nueva unión deben decidir si viven en continencia[1] o, de otro modo, abstenerse de recibir los sacramentos”.

El Prefecto Emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe también dijo que “cuando los cardenales, los obispos, los sacerdotes y los laicos le piden al Papa una clarificación sobre el tema, lo que en realidad piden no es una aclaración de la opinión del Papa, sino claridad sobre la continuidad de la enseñanza del Papa en la Amoris Laetitia con el resto de la tradición”.

Hablando sobre las distintas declaraciones y opiniones de los obispos y las conferencias episcopales, el Cardenal alemán indicó que para que los prelados sean ortodoxos, “no es suficiente con que declaren su conformidad con las que se presumen son las intenciones del Papa” en la Amoris Laetitia.

“Solo serán ortodoxos si están de acuerdo con las palabras de Cristo preservadas en el depósito de la fe”, subrayó el Cardenal Müller.

Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en CNA

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[1] La "continencia", que forma parte de la virtud más general de la templanza, consiste en la capacidad de dominar, controlar y orientar los impulsos de carácter sexual (concupiscencia de la carne) y sus consecuencias, en la subjetividad psicosomática del hombre. Esta capacidad, en cuanto disposición constante de la voluntad, merece ser llamada virtud. Juan Pablo II. Audiencia general del miércoles 24 de octubre de 1984

jueves, 1 de marzo de 2018

María reina y la primacía de Pedro

Llegó a mis manos el libro Roma, dulce hogar[1] de los esposos Scott y Kimberly Hahn, los cuales ya mencioné en una entrada anterior.

Algunas enseñanzas extraídas del libro:

1, Kimberly Hahn explica acerca de sus reflexiones sobre el papel de María en la Iglesia: “Los protestantes definen la adoración en términos de cantos, alabanzas y prédicas; así que cuando los católicos cantan a María, le hacen súplicas en oración y predican sobre ella, los protestantes interpretan que ella está siendo adorada.”

Los numerales 2096 y 2097 del Catecismo de la Iglesia Católica nos dice: “La adoración es el primer acto de la virtud de la religión. Adorar a Dios es reconocerle como Dios, como Creador y Salvador, Señor y Dueño de todo lo que existe, como Amor infinito y misericordioso. «Adorarás al Señor tu Dios y sólo a él darás culto» (Lc 4, 8), dice Jesús citando el Deuteronomio (6, 13).

Adorar a Dios es reconocer, con respeto y sumisión absolutos, la nada de la criatura, que sólo existe por Dios. Adorar a Dios es alabarlo, exaltarle y humillarse a sí mismo, como hace María en el Magníficat, confesando con gratitud que Él ha hecho grandes cosas y que su nombre es santo (cf Lc 1, 46-49). La adoración del Dios único libera al hombre del repliegue sobre sí mismo, de la esclavitud del pecado y de la idolatría del mundo.”

Por tanto, podría ser una cuestión de malentendido la continua incredulidad de los protestantes a que nosotros sí cumplimos el primer mandamiento. Los católicos jamás creemos ni mencionamos que a María se la deba considerar como creadora del universo ni de los hombres, ni redentora ni dueña de nosotros. Jamás la consideramos al mismo nivel de Dios, ya que es criatura predilecta, pero criatura. La consideramos reina en virtud de ser la Reina madre, ya que el Rey es Jesús.

2, Scott, hablando con un eminente teólogo presbiteriano, le comparte sus reflexiones: “… la Biblia nos dice en muchos lugares que la autorizada Palabra de Dios debe buscarse en la Iglesia: en su Tradición (2 Tes 2, 15; 3, 6), lo mismo que en su predicación y enseñanza (I Pe 1, 25; II Pe 1, 20-21; Mt 18, 17). Por eso pienso que la Biblia sostiene el principio católico de solum verbum Dei, «solo la palabra de Dios», en vez del protestante sola Scriptura, «sólo la Biblia»”. (pag 91)

Leamos los pasajes que sugiere:

"Así pues, hermanos, manteneos firmes y conservad las tradiciones que habéis aprendido de nosotros, de viva voz o por carta." (2 Tes 2, 15)

"Hermanos, os mandamos en nombre del Señor Jesucristo que os apartéis de todo hermano que viva desordenadamente y no según la tradición que de nosotros recibisteis." (2 Tes 3, 6)

"pero la Palabra del Señor permanece eternamente. Y esta es la Palabra: la Buena Nueva anunciada a vosotros." (I Pe 1, 25)

"Pero, ante todo, tened presente que ninguna profecía de la Escritura puede interpretarse por cuenta propia; porque nunca profecía alguna ha venido por voluntad humana, sino que hombres movidos por el Espíritu Santo, han hablado de parte de Dios." (II Pe 1, 20-21)

Por el contrario, que las Escrituras son la única fuente autorizada de enseñanza, no está dicho en ningún pasaje.

3, En la misma conversación indica Scott: “… el Evangelio de Mateo enfatiza el papel de Jesús como hijo de David y rey de Israel. Yo creo que Mateo 16, 17-19 nos muestra cómo Jesús dejó esto establecido: le dio a Simón tres cosas: primero, un nuevo nombre, Pedro (o piedra); segundo, su compromiso de edificar su Iglesia sobre Pedro; y tercero, las Llaves del Reino de los Cielos. Es este tercer punto el que considero más interesante.

Cuando Jesús habla de las «Llaves del Reino» hace referencia a un importante texto del Antiguo Testamento, Isaías 22, 20-22, donde Ezequías, el heredero del trono real de David, y rey de Israel en los tiempos de Isaías, sustituye a su viejo primer ministro, Shebna, por uno nuevo llamado Eliakim. Cualquiera podía ver quién de los miembros el gabinete era el primer ministro, ya que se le habían entregado las Llaves el Reino. Al confiarle a Pedro las «Llaves del Reino» Jesús establece el cargo de primer ministro para administrar la Iglesia como su reino en la tierra. Por tanto las «llaves» son un símbolo del oficio y la primacía de Pedro para ser transmitido a lo largo de las épocas” (pag 87)

El pasaje al que hace referencia es: "Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.»" (Mateo 16, 17-19)

Yo no conocía la relación de las llaves con el Antiguo Testamento, pero la Iglesia de seguro sí, ya que en todas las épocas se ha representado a Pedro con dichas llaves, por tanto sabían que eran significativas.

Lo que no resalta el pasaje es el versículo 17, en el que Jesús reconoce a aquel a quien le da el honor de ser su primer ministro, por medio de la acción de Dios Padre a través del Espíritu Santo: “… no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos”. Creo que también es un detalle importante.

La mención de la “piedra” y la “piedra angular” en la Biblia también es muy significativa. La arquitectura de la época, en esa zona, no hacia cimientos profundos para las construcciones. Bastaba con unas buenas piedras que le dieran sólido sustento a las demás en las esquinas. Son las piedras angulares que le dan sustento o cimiento a la edificación. Nombrarlo como piedra sobre la que construirá su Iglesia es también una alegoría muy significativa por parte de Jesús.

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[1] Roma dulce hogar. Nuestro camino al catolicismo. Editorial Rialp. 16 edición. Madrid, 2010.

sábado, 27 de enero de 2018

Política, corrupción e ideología de género

Para un ser humano de fe, todo se mira con los ojos de la fe. Hoy quisiera conectar temas aparentemente disímiles: política, corrupción e ideología de género.

Para empezar el tema debo hacer referencia a dos agrupaciones muy comunes en todo país, y que en el imaginario colectivo se asocian con el capitalismo unos y con el socialismo otros: gremios económicos y gremios de trabajadores. Los gremios económicos actúan igual que los gremios de trabajadores: una vez ganado un beneficio, ya no lo agradecen, sino que lo asumen como derecho y empiezan a exigirlo. En específico, hablemos de los beneficios legales que se establecen en las reglas de juego de un sistema económico como resultado de una coyuntura específica. Reglas de juego que denominamos leyes. Emanan del Congreso, en donde personas, elegidas por los ciudadanos, discuten propuestas y mediante un trámite afinan el contenido de las mismas en pro del beneficio de la sociedad, es decir, de los ciudadanos y su convivencia pacífica, y que finalmente se promulgan como de obligatorio cumplimiento.

Si un gremio empresarial o de trabajadores siente que las reglas de juego van a cambiar para desmontar un beneficio sobre su gremio, empiezan a presionar a los legisladores para que no se desmonte el mismo. Se llama cabildeo o lobby. Su origen es permitir que los afectados hagan oír sus voces y pongan sobre la mesa consideraciones que a lo mejor no se habían tenido en cuenta. Pero el ser humano tiende a tener una visión limitada y cree firmemente que lo que tiene no lo debe dejar perder. Si el gremio es grande, tiene poder económico y hace uso de él, presionando a los legisladores, pagándoles si lo consideran necesario, para que no desmonten el sistema de beneficios, así las circunstancias del país, o la región, o el sector económico hayan cambiado y dicho beneficio ya no sea provechoso para el bienestar general sino sólo para el de dicho grupo. Sólo dos ejemplos: exenciones tributarias para las empresas de cierto sector económico, sistemas pensionales especiales para cierto gremio de trabajadores.

El sistema sindical y empresarial premia a aquellos directivos o representantes que logran mantener sus beneficios, u obtener adicionales. Son sistemas viciosos. Es de prever que el sistema político tienda a corromperse ante los embates del sistema económico y por ello se crean contrapesos para desestimular la corrupción: la independencia de las ramas ejecutiva, legislativa y judicial, y la creación de organismos de control. Pero si el poder económico de unos pocos crece, también crece su poder político y su capacidad para lograr presionar no sólo en un eslabón de la cadena, sino en varios eslabones simultáneamente.

Colombia estuvo sometido durante varias décadas a la visión mafiosa de los narcotraficantes, dicha visión fue una expresión exagerada de la visión facilista del inmoral, aquel que busca maximizar el beneficio propio minimizando el trabajo, explotando sin consideraciones la debilidad y la honestidad de los que se encuentran a su alrededor. Bajo dicha visión, la sociedad se acostumbra a premiar a los que parece poseen dinero. El inmoral logra escalar socialmente y salir de la pobreza material. El ciudadano que carece de bienestar material y espiritual, que quiere ser parte de ese espejismo de éxito tiene dos opciones, o volverse traficante de algo, o colocarse en puestos de poder administrativo que tengan que ser tocados por el poder económico para defender sus intereses. Ya no solo buscan los puestos de servidor público para garantizar su estabilidad laboral y su futura pensión (al menos hasta hace poco). Los mejores representantes de esa opción son los políticos que acceden, ya sea al poder ejecutivo, ya sea al legislativo, a veces alternando entre uno y otro, porque adicional a su abultado sueldo y prestaciones, tienen poder de veto o de propuestas, y pueden pedir contraprestación a la acomodación de su visión a la del mejor postor.

Pero el panorama económico mundial ha cambiado. Las empresas grandes se fusionan generando monstruos empresariales con un poder incalculable. Y la corrupción ya no es a nivel de organismos regionales, ya no sólo afecta entidades del orden nacional, sino también a los organismos internacionales.

Una vez establecida la corrupción en el poder ejecutivo y legislativo, se empiezan a minar los poderes judiciales y de control.

Es inmoral la visión del escalamiento social a costa del traficar. Es inmoral la visión de lucrarse de subvenciones, beneficios fiscales o prestacionales. Es inmoral sobornar al servidor público para que se convierta en servidor de intereses particulares. Es inmoral premiar socialmente a aquellos que gozan de bienes materiales sin mediar otro tipo de consideraciones.

Una pregunta que me realizan mucho cuando hablo de la ideología de género es - ¿Pero quién está interesado en financiar una ideología absurda y destructiva como esa, fuera de la minoría que se siente identificada con sus preceptos?

Hay tres intereses entremezclados de gran poder: los gremios económicos que se nutren de sus frutos, los ingenieros sociales, y las mafias de la corrupción. No puedo dejar de añadir algo sobre los ingenieros sociales. Hace referencia a aquellos que dicen amar a la humanidad, pero que desprecian a los individuos. Apoyan procesos sociales y culturales que limiten el crecimiento de los que consideran indeseables, por temor a la escasez de recursos, a revueltas sociales, a la pobreza, a sus propios fantasmas… Los procesos sociales y culturales que actualmente apoyan son el aborto, la eutanasia y la ideología de género. Las tres limitan el crecimiento de la población. La degradación moral asociada es un costo que piensan no les va a afectar.

Quienes presionan su implantación en las leyes nacionales son los oficiales de los organismos internacionales, en contravía a los mandatos de la Asamblea General de la ONU. Los que la financian son los dueños de las multinacionales que se lucran con las actividades asociadas a dicha industria de la muerte y quienes corrompen son las mafias que actúan de intermediarias.

¿Quién se opone? La Iglesia.

El 15 de junio de 2017 el Papa Francisco citó al teólogo francés, Henri de Lubac que decía: “el peligro más grande es la mundanidad espiritual, que es la corrupción, y que es más desastrosa que la infame lepra”. Para el Papa la corrupción es “el lenguaje de las mafias y de las organizaciones criminales en el mundo” y sostiene que el corrupto “olvida pedir perdón porque está sacio y lleno de sí”. Y añadió que “la corrupción es la peor plaga social porque genera gravísimos problemas y crímenes que implican a todos”. Son palabras escritas en la introducción de la obra “Corrosión”, la cual fue escrita por el cardenal ghanés Peter Tuckson, prefecto del nuevo Dicasterio del Desarrollo Humano Integral, en conjunto con el filósofo y miembro de esa institución vaticana Vittorio Alberti.

Y cito las palabras del Papa Francisco porque la religión, cualquiera que se quiera denominar así, es decir, cualquier conjunto de normas destinadas a religar al ser humano con Dios, es fuente de enseñanzas morales y espirituales para combatir la corrupción de la política y la destrucción del bienestar común.

Los corruptos le temen a la religión porque los ricos espirituales no se dejan deslumbrar por la riqueza material. En la jerarquía y en el pueblo de Dios puede haber manzanas corruptas, pero el núcleo de la religión es la riqueza espiritual y por eso subsiste en medio de los medios más corrompidos.

Los ojos de la fe observan una combate espiritual en donde aquellos que se han dejado engañar por el padre de la mentira, el que ofrece los espejismo de la riqueza, el poder o el hedonismo, atacan a los humildes, los honestos, los débiles, aquellos que precisamente son los predilectos de Dios. La mentira los ha convencido de que algo ganarán. Lo cierto es que ya han perdido. Por ahora, la paz en el corazón, la inocencia, la alegría y en el futuro: se juegan la vida eterna.

lunes, 15 de enero de 2018

Inmaculada Concepción

En la entrada en que explico en qué consiste la veneración que por María sentimos los católicos escribo acerca de la Inmaculada Concepción de María. Esto quiere decir que la Virgen María nació sin el Pecado Original con el que nacemos todos los seres humanos por herencia.

Desde inicios de la Iglesia el pueblo de Dios creía que María había nacido sin pecado original[1]. Pero los Teólogos, en general, consideraban que María había nacido con el Pecado Original. En el siglo XIII hubo un hombre, perteneciente a la orden monástica de los Franciscanos, nacido en la ciudad de Duns de Escocia, pastor de origen, pero profesor universitario por formación, que afirmaba lo contrario. He aquí la argumentación de los Teólogos en general y luego la de este sútil franciscano: Juan Duns de Escocia[2].

1.El Génesis expresa entre las diversas consecuencias del pecado original "A la mujer le dijo: «Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con dolor parirás los hijos. Hacia tu marido irá tu apetencia, y él te dominará.» Al hombre le dijo: «Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido del árbol del que yo te había prohibido comer, maldito sea el suelo por tu causa: con fatiga sacarás de él el alimento todos los días de tu vida»." (Gn 3, 16-17) Y María sintió en vida las penas comunes a la naturaleza humana: el dolor, las penas y la fatiga, por tanto, ella tenía que haber heredado el Pecado Original. 2. Además, ella era fruto de una relación entre un hombre y una mujer, ambos herederos del Pecado Original, y por tanto le confirieron en herencia dicho Pecado.

Juan Duns responde que la Virgen María siempre ha estado libre de pecado desde el momento de su concepción, pero no hubiera sido así si no hubiera sido preservada del Pecado Original. Tres razones por las que pudo haberlo sido: 1. La omnipotencia de Dios. Dios puede, además de sanar los pecados, prevenirlos. Si Dios perdonara los pecados, pero no los previniera, no obraría de un modo perfecto. Pero si además de sanar del pecado lo previniera, habría obrado de manera perfecta. Basta con que lo hiciera sobre un único hijo de Adán. 2. Jesús es perfecto mediador. Por medio de Jesús nos son perdonados los pecados, entre ellos el Pecado Original. El resultado del pecado no es sólo privarnos de tener la visión beatífica de Dios en el Paraíso, sino que el pecado mismo es un gran castigo. Pero si Jesús es un reconciliador, al menos una persona debía ser preservada del Pecado Original para que se pueda decir que es reconciliador perfecto. 3. La santidad. Para presentarnos ante Dios, hemos de obtener el sumo bien de la Inocencia, no por mérito propio sino por mérito de Jesús. Inocencia de la culpa contraída o por contraer. Pero nadie puede tener a Jesús como sumo mediador si no hubiese preservado al menos a un ser humano inocente de un pecado por contraer, este es, el que se recibe por herencia: el Pecado Original.

La misericordia perdona las penas inútiles, pero deja expuesto al ser humano a las penas que le son útiles. El Pecado Original hubiera sido nocivo para María, mientras que las penas temporales le habrían sido útiles para meditar sobre los misterios de Dios, tal como efectivamente nos lo testimonian las escrituras. Ella soportó las penas de esta vida de manera ejemplar, haciéndose merecedora del amor de Dios. Así que sus penas y fatigas no excluyen que haya sido preservada del Pecado Original.

Si alguien es concebido sin el Pecado Original, no es por mérito propio, sino por gracia de Dios. La concepción fruto de un acto sexual por parte de un hombre y una mujer no está exento de la presencia de Dios, por el contrario, Dios se hace presente en dicho acto en el que el ser humano participa del acto creador de Dios. E igual que la gracia que limpia del Pecado Original se puede conferir luego de la concepción, Dios la puede conferir antes de la concepción.

Esta argumentación daba bases para que los teólogos meditaran y oraran acerca del sensus fidei, el sentido de la fé que tenía el pueblo de Dios. No fue sino hasta el siglo XIX que el Magisterio de la Iglesia lo volvió parte del cuerpo de la doctrina[3].

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[1] Por ejemplo, ya el concilio de Trento al promulgar el decreto dogmático del pecado original, por el cual estableció y definió, conforme a los testimonios de las sagradas Escrituras y de los Santos Padres y de anteriores concilios, que los hombres nacen manchados por la culpa original, sin embargo, solemnemente declaró que no era su intención incluir a la santa Virgen Madre de Dios en el decreto mismo y en una definición tan amplia.
[2] La argumentación es una actualización divulgativa basada en la película Duns Scoto.
[3] Carta apostólica del papa Pío IX en la que declara el dogma de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, promulgada el 8 de diciembre de 1854.

miércoles, 3 de enero de 2018

Dios Hijo

Una amiga de juventud de mi esposa está casada con un musulmán. Viven ahora al norte de África, en el país de origen de él. Dos personas estupendas a las que estimamos mucho. Esta Navidad vino ella a visitarnos junto a sus tres hijos. El mayor tiene ocho años. Sentí una gran afinidad con él.

La importancia de la anécdota es que este chico se sintió muy impactado de estar en un país donde la mayoría de la población es cristiana. Y la musulmana prácticamente inexistente. Su corazón se llenó de sanos cuestionamientos. Ha sido educado en la fe musulmana y quiere entender por qué tanta gente es cristiana, qué significa eso para su fe (la personal) y como cimentar mejor su fe ante tales preguntas. Me recordó la honesta búsqueda de la verdad por parte de San Agustín y lo angustioso de esa búsqueda como bien la describe Newman en Apologia pro vita sua.

No voy a escribir de sus inquietudes, las cuales espero que siga teniendo y buscándoles respuesta, en el respeto y la honestidad. Pero sí deseo escribir de un punto de los muchos que aprendí acerca del islamismo. Una manera en la que cuestionan el cristianismo es preguntando ¿por qué consideran los cristianos a Jesús como Dios Hijo si él, Jesús, el profeta, jamás dijo de sí mismo tal cosa? Pregunta retórica, porque no espera respuesta, sino que es una manera de cuestionar la racionalidad de la fe cristiana. Saben que en los Evangelios no se encontrará una referencia explícita en la que Jesús diga «Yo soy Dios Hijo.» Pero indica que es factible responderles lo cuestionado tomando los Evangelios como fuente para la respuesta, de otra manera no tendría sentido la pregunta[1].

¿Qué dijo Jesús de sí mismo en los Evangelios? Yo soy: “«Ya os he dicho que moriréis en vuestros pecados, porque si no creéis que Yo Soy, moriréis en vuestros pecados.»” (Jn 8, 24) "Les dijo, pues, Jesús: «Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que Yo Soy, y que no hago nada por mi propia cuenta; sino que, lo que el Padre me ha enseñado, eso es lo que hablo.»” (Jn 8, 28) "Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: antes de que Abraham existiera, Yo Soy.»" (Jn 8, 58) y "«Os lo digo desde ahora, antes de que suceda, para que, cuando suceda, creáis que Yo Soy. En verdad, en verdad os digo: quien acoja al que yo envíe me acoge a mí, y quien me acoja a mí, acoge a Aquel que me ha enviado.»". (Jn 13, 19); “«Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre si no es por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto.»” (Jn 14, 6-7): "Jesús le respondió: «Yo soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?»" (Jn 11, 25-26); "Jesús les habló otra vez diciendo: «Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida.»" (Jn 8, 12); "«Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.»" (Jn 10, 11) "Entonces Jesús les dijo de nuevo: «En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas.»" (Jn 10, 7) "«Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto»" (Jn 10, 9); "«Yo soy el pan de la vida.»" (Jn 6, 48) y "Les dijo Jesús: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed.»" (Jn 6, 35); "«Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador.»" (Jn 15, 1); "Entonces Pilato le dijo: «¿Luego tú eres Rey?» Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.»" (Jn 18, 37). Hasta ahora, sólo referencia al Evangelio según San Juan.

Hay una referencia importante en el evangelio según San Marcos: "Pero él seguía callado y no respondía nada. El Sumo Sacerdote le preguntó de nuevo: «¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?» Y dijo Jesús: «Sí, yo soy, y veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir entre las nubes del cielo.»" (Mc 14, 61-62).

Consecuencia de estas afirmaciones acerca de sí mismo.

Yo soy es el nombre que Dios se dio a sí mismo cuando Moisés, el patriarca que representa la Ley, le preguntó por su nombre (Ex 3, 13-14). Eso era claro para todo judío de los tiempos de Jesús. Es claro para todo cristiano hasta el día de hoy. Y debería ser claro para aquellos que tienen por revelado por Dios el libro del Éxodo. Esto significa que sí se dio a si mismo una referencia relativa al Dios Único y Todopoderoso que no tiene ni principio ni fin porque siempre Es. Y también dejó claro que Él existía desde antes de Abraham, el patriarca de la fé y quien dió inicio al pueblo de Dios. Y también estableció que en Él está la vida eterna. Por tanto, estableció claramente que es eterno desde siempre y para siempre, atributo que sólo el Dios Único y Todopoderoso tiene.

Pero añade más. «Nadie va al Padre si no es por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre». Cuando Jesús habla de su padre, un lugar común es decir que todos somos hijos de Dios, pero Jesús no dice “nuestro Padre”. Habla de Dios como de Su padre en exclusiva. Pero es más explícito al responderle al Sumo Sacerdote que sí es el Hijo del Bendito, respuesta que sabía le acarrearía la muerte.

Por tanto, sí dijo de si mismo que era Dios y que era Hijo de Dios. Consecuencia: es Dios Hijo.

¿Cómo así que el Dios Único y Todopoderoso es al menos dos? Es otro punto incomprensible para los musulmanes. Las Sagradas Escrituras nos explican que el Dios Único y Todopoderoso es trinitario: tres personas en una sola naturaleza. Hemos de confesar que los católicos lo llamamos misterio. Para los cristianos es un hecho, así no sea comprensible para nuestro intelecto.

Es un hecho en el que debemos vernos reflejados. Dios no es un ser solitario. Es un Dios comunidad de amor. Y los seres humanos hemos sido creados a imagen y semejanza suya. Por eso somos sexuados y necesitamos crear comunidades de amor. El del esposo por su esposa y el de la esposa por su esposo. Y de ese mutuo amor surgen los hijos, de igual forma que del amor del Padre y el Hijo se engendra, no se crea, el Espíritu Santo.

Pero el asunto tiene un mayor fondo. Los cristianos no nos consideramos hijos de Dios por merecimiento propio, sino por bondad de Dios Padre, por intermediación de Dios Hijo y por acción del Espíritu Santo. Me explico. No es posible que el ser humano en su humanidad obtenga la dignidad de heredero del reino de Dios sin la mediación de Dios que se hace humano para unir en sí a la frágil y corruptible humanidad y a la sublime divinidad en una sola naturaleza. Dios, totalmente divino, debía hacerse totalmente humano, simultáneamente, para reconciliar dos naturalezas irreconciliables. Sólo mediante este incomparable acto de amor es posible que podamos llamar a Dios padre nuestro. ¿Cómo es posible que Dios se abaje hasta el punto de hacerse un ser humano? Muchos se niegan a tal concepción. Esta es nuestra principal y fundamental diferencia con los musulmanes. Los cristianos sí creemos que Dios se abajó y se hizo hombre.

Los musulmanes también creen que Jesús no fue crucificado, y mucho menos que murió en la cruz. Que era el plan de los enemigos de Jesús el crucificarlo, pero Dios lo salvó y lo elevó hacia Sí antes de que muriera[2]. Tal concepción va en contra de toda la fe cristiana. Si el verdadero Dios y verdadero hombre no muere de manera verdadera, no hay cordero expiatorio. No hay Pascua. No hay liberación de la esclavitud. No hay entrega voluntaria del Hijo, ni muestra absoluta de Amor por parte del Padre. No hay Redención de la naturaleza humana por parte del único sacrificio que es realmente valioso. Y no tiene sentido la historia de la salvación consignada en el Antiguo Testamento.

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[1] La respuesta dada es válida en términos de la pregunta, no obstante, en el propio Corán se lee que Jesucristo habría negado enfáticamente Su propia divinidad (Corán 5:116), por lo que en términos generales, no puede haber diálogo sobre dicho punto si se considera el Corán como la última palabra. (Tomado de http://www.conocereislaverdad.org/JPIIyelIslam.htm)
[2] Tomado de https://www.islam-guide.com/es/ch3-10.htm