No obstante, los
protestantes miran los versículos de la Biblia del capítulo sexto de Juan de
otro modo:
Aluden a Juan 6, 63
para insistir que Jesús dijo que la carne para nada aprovecha, sino que es el
espíritu el que da vida, y que es la palabra la que es vida.
Revisemos de nuevo varios pasajes de Juan[1]
1.- Cristo le
dice a Nicodemo que hay que nacer de nuevo (Juan 3, 1-21).
Nicodemo cree que se refiere a "reimplantarse" en el seno
materno.
Cristo le explica que se refiere a un nacimiento del agua y del Espíritu.
2.- Cristo les
dice que reconstruirá el templo en tres días (Juan 2, 19-21).
Sus oyentes creen que se refiere al templo de Jerusalén.
El evangelista explica que se refiere a su cuerpo.
3.- Cristo les
dice que Lázaro duerme (Juan 11, 11 – 13).
Los discípulos creen que se refiere al reposo corporal, al sueño común.
Cristo les explica que Lázaro murió.
Contrastemos
estos versículos con Juan 6:
1.- Cristo les
dice que tienen que "comer su carne".
Sus oyentes creen que, como suena, se refiere a comer su carne (v. 52)
Y Cristo no explica que se refiere a "creer en él".
2.- Cristo les
dice que tienen que "beber su sangre".
Sus oyentes, al igual que con la carne,
creen que habla literalmente, y dicen "Duro es este lenguaje". (v.
60)
Y Cristo no explica que se refiere a "creer en el Nuevo Pacto".
Todos los
ejemplos son del Evangelio según san Juan. En los tres primeros pasajes san
Juan narra cómo Jesús corrije el malentendido inmediatamente. En el capítulo 6
no hace mención a ninguna corrección acerca del entendido de que se refería a
su propia carne y su propia sangre, por el cual se escandalizaron sus
discípulos y muchos se marcharon. San Juan no menciona que Jesús lo corrija ni
inmediatamente ni posteriormente, por tanto, san Juan deja claro que no hay
malentendido, que en realidad Jesús estaba hablando literalmente.
La pregunta
"¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?", se presenta en el
versículo 52, y las palabras de Cristo "la carne nada aprovecha",
surgen hasta el versículo 63. Entre ambos versículos, hay una notoria
insistencia por parte de Cristo en el asunto de comer Su carne y beber Su
sangre. No es aceptable, por lo tanto, admitir que el versículo 63 es una
respuesta directa al versículo 52. En todo caso sería una respuesta indirecta,
significando que el alimento que nos da es espiritual[2].
[2] No obstante, en mi humilde opinión es que también tiene la capacidad de transformar nuestro propio cuerpo si vivimos en estado de gracia como en anticipo de la resurrección de la carne.
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